La mirada fija e intimidante de Paul George hablan por sí sola. Su equipo empezó los playoffs de la manera menos esperada pero supieron reponerse cuando la revancha les dio la oportunidad. Su juego fue más feroz y la banca aportó con más contundencia, como el caso de Luis Scola. Aunque las presiones aumentaron, George es una estrella y entendió que para quedar en la historia debería superarlas con comodidad. Y lo hizo bien. Inteligente y potente, mejoró para que sus compañeros mejoren. Mejoró para que Indiana se quede con el segundo partido tras el resbalón del debut.

Comenzando con el sábado, los malos aires que recorrían los pabellones del Bankers Life Fieldhouse que sucumbieron al quinteto inicial en la recta final de la temporada regular se hicieron presentes nuevamente. Los minutos eran un juez que sentenciaban la paciencia del público. PG24 se cargó el equipo al hombro y terminó como líder en puntos, asistencias, rebotes, robos y bloqueos. En todo. Todo lo que un jugador de tal envergadura debe completar. Pero, como se mencionó, George cargó la responsabilidad de todo un equipo. Eran más que él sólo. Y no ayudaron demasiado. Apenas Lance Stephenson o, en menor medida, George Hill acompañaron a la estrella, que no pudieron ante la potencia y entusiasmo del visitante.

Por su parte, Atlanta Hawks contó con lo que un equipo de basquet bien formado debe tener: seguridad en la base y en la pintura, seguridad en los perímetros. Jeff Teague y Paul Millsap cumplieron esos dos primeros roles, respectivamente. Mientras que Korver y Carroll se lucieron como compañía. Pero para el segundo encuentro, bajaron su nivel. Principalmente los últimos dos. Los primeros, en tanto, hicieron las cosas bien pero sin tanta contundencia. 

Así, el debut de ambos en estos playoffs finalizó con victoria para los Hawks por 101 a 93 y, en el partido siguiente, los Pacers concretaron la paridad tras salir vencedores por 101 a 85. Este jueves se sabrá qué franquicia se adelanta en la serie cuando se vuelvan a cruzar las caras en Atlanta.