En el Staples Center de Los Angeles, los púrpura y oro cortaron la mala racha (la peor de la historia de la franquicia) de 10 derrotas consecutivas, al ganarle a Minnesota Timberwolves 119-115. La Mamba Negra fue la figura de la noche, liderando el triunfo.

Los Lakers comenzaron un partido y terminaron otro muy diferente. La primera mitad fue propia de un esquema Scott, en donde el marcador fue prueba contundente de las falencias del equipo. Sin embargo, el segundo tiempo fue el indicio que todos esperaban: no está muerto quien pelea. Lejos de una posible clasificación, el triunfo laker ayuda a sacar a flote su flamante leyenda.

Pero lo cierto es que se enfrentaron los dos peores equipos de la Conferencia Oeste, y fue Kobe Bryant que evitó la undécima derrota de los californianos, hecho que nunca ocurrió en su historia, al llevar a cabo su mejor partido de la temporada. Anotó 38 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias en 33 minutos de juego. Anotó su séptimo triple a segundos del final, ya adueñándose de la noche del martes.

Wiggins y LaVine se encendieron a mitad del último cuarto, dándole a Minnesota la delantera. Por el momento. Kobe, a pesar de sus molestias en el hombro, decidió continuar hasta que suene la chicharra y evitar el apagón laker que lleve a la derrota.

Randle, Clarkson y Russell se mantuvieron firmes tras KB24 con 15, 16 y 18 tantos cada uno, de manera respectiva. Lou Williams los superó con 20 tantos. De esta manera los Lakers, como equipo sumaron 119 tantos, 31 rebotes y 23 asistencias, consiguiendo el 50% de efectividad deportiva.

Ya a lo último, Minnesota (14-36) careció de defensa, y sufrió la ausencia de Garnett, lo que permitió que el equipo de Scott se invada de confianza y energía como para jugar una continuación del cotejo. Empero, no fue necesario porque lograron dar el batacazo para alegría de los aficionados.