El enfrentamiento entre San Antonio y New Orleans conlleva en sí mismo, además del duelo entre dos franquicias distintas, la disputa casi personal entre dos de los mejores internos de la liga y quienes, probablemente, sean compañeros en la Selección Nacional en los próximos Juegos Olímpicos de Río. Ellos son la promesa creciente Anthony Davis, a quien los expertos lo llaman el nuevo Duncan, pero con estilo propio, y el compañero de Tim, LaMarcus Aldridge.

Como si se tratase de algo que de una manera u otra debía pasar, ambos fueron los mayores anotadores de sus respectivos equipos. El de Pelicans, que es el jugador más importante entre los suyos, convirtió 28 puntos, además de 4 asistencias y 4 robos. En contraste, el de los Spurs fue el mayor goleador del cotejo con 36 unidades, sumado a 6 recobres, un pase gol y otro robo.

San Antonio dominó las acciones, como es costumbre cada vez que lo realiza en el AT&T Center, desde el minuto 12 del primer cuarto. Apoyándose siempre en la figura de Aldridge y en las individualidades de Kawhi Leoanrd (culminó con 26), no tuvo inconvenientes en barrer a New Orleans 110 a 97. Unos Pelicans que a diferencia de lo que pudo demostrar a principio de temporada, nuevamente se hunde en la tabla de posiciones y, con la última derrota, ya suma un récord negativo de 18-30.

Emanuel Ginóbili aportó 6 puntos, 4 asistencias y un robo en más de 22 minutos, lo que significó salir de su promedio en esta temporada que es de 18. El otro que se destacó, pero en la visita, fue Jrue Holiday con 20 tantos, 5 pases gol y 2 robos.

Ahora, San Antonio (récord 41-8) volverá a ver acción el próximo viernes cuando visite, en Dallas, a los Mavericks en una nueva edición del partido más atrayente, por historia y no por actualidad, de la Conferencia Oeste