Salvador Cabañas: la delgada línea entre la vida y la muerte

En visperas del Mundial de Brasil 2014, VAVEL.COM publicará perfiles de jugadores que han tenido participación destacada en sus respectivas selecciones.

Salvador Cabañas: la delgada línea entre la vida y la muerte
Foto: archivo.abc.com
fernandoperez
Por Fernando Pérez

“Cuando me hicieron eso, fui directamente al cielo y hablé con Dios. Me tocó la frente y me dijo: “Hijo te falta mucho todavía para venir acá, andá a disfrutar de la vida y ayuda a los que necesitan”, declaró Salvador Cabañas Ortega al diario digital depor.pe tres años después de ese fatídico disparo en la cabeza que cambiaría su vida por completo.

El 25 de enero previo al inicio del Mundial de Sudáfrica 2010, Cabañas, por ese entonces figura del Club América, se dirigió junto a su hoy ex esposa a la discoteca Bar Bar, situada al sur de la Ciudad de México. Todo marchaba bien, hasta que la muerte golpeó la puerta del baño en el que se hallaba el “Mariscal”. La muerte tenía nombre, un tal Jorge Balderas Garza, narcotraficante del Estado de Sinaloa.

“Entré al baño y el tipo que estaba a mi lado me empezó a insultar y me dijo: “Hoy es tu último día, te voy a matar. Nos estás robando a todos los mexicanos con el dinero que cobrás; sacó una pistola y me disparó”. Pasó una semana en salir del coma, 21 días en abandonar la terapia intensiva y cuatro meses en volver a su hogar. Los médicos dudaban que el delantero paraguayo pudiese recuperar la memoria y hasta incluso la capacidad motriz. Pero así como la muerte se hizo presente esa trágica madrugada, la vida le daría a Cabañas una nueva oportunidad.

 "La visión de mi ojo izquierdo está reducida considerablemente a causa de la bala que está situada detrás de mi oreja izquierda. Los médicos no pudieron quitar la bala ya que esa operación habría tenido grandes riesgos. Por suerte he sobrevivido al atentado sin consecuencias más serias para mi salud" señalaba Cabañas años después del episodio que provocó que su vida penda de un hilo y que su carrera futbolística se trunque, al menos por un rato.

Salvador fue la imagen del seleccionado de Paraguay en esa Copa del Mundo de 2010. Ese conjunto, dirigido por el argentino Gerardo Martino, contaba con una foto de el “Mariscal” que motivaba al equipo a dar todo de sí en cada partido, tal como él dejaba el cuerpo y el alma fuera del terreno de juego para recuperarse y volver a las canchas. El delantero lentamente recuperó su memoria, aunque es hasta el día de hoy que las secuelas psicológicas se aprecian en el nerviosismo, la desconfianza y la mirada por momentos perdida que él mismo denota.

La terapia perduró por algo más de dos años. Durante su internación, dos países enteros se unieron por una misma razón: la Fe. Mediante vigilias y muestras de apoyo sus compañeros de equipo y fanáticos del fútbol, tanto en Paraguay como en México, rezaban por Cabañas. Un jugador que, sin remordimiento hacia su agresor, solo se enfocaba en un único objetivo como le comentó durante su estadía en el hospital al por ese entonces presidente de Paraguay Fernando Lugo: “Volver a jugar y a meter goles”.

Ya en 2012, el “Mariscal” volvería a escribir una pagina gloriosa en su historia personal: la vuelta a las canchas luego de dos años de inactividad. Fue con la camiseta del 12 de Octubre y en la tercera categoría del fútbol de Paraguay, con un posterior y fugaz paso en el General Caballero de la Segunda División. Pero Salvador sufrió la pérdida de todos sus bienes, sumado a los enormes gastos de rehabilitación con los que se debió enfrentar, algo que aún hoy lo mantiene en juicio con su ex esposa María Lorgia Alonso.

Por tal motivo, la vida lo apartó nuevamente de su pasión, pero Cabañas jamás perdió de vista sus metas y así se lo recordaba cada día a sus hijos antes de dormir: “Les pido no darse por vencidos, porque el fútbol te da muchas cosas”. Y así fue como el fútbol le dio la oportunidad a el “Chava" de salir de la marginidad en la que lo sumergía la pobreza.

Con un contrato ya firmado con el Tanabi Esporte Clube de la Cuarta División del fútbol de Brasil, el potente delantero paraguayo tendrá la chance de volver a repetir eso que a él más le gusta: hacer un gol. Los salarios del plantel del Tanabi a excepción del de Salvador Cabañas sumaban alrededor de 13.000 dolares, lo que da clara muestra de la humildad del equipo en el que Salvador hacía su regreso. No obstante, ningún festejo ni grito de desahogo tendrá el mismo valor que la lucha y el esfuerzo con el que saldrá a la cancha en busca del reconocimiento y la gloria, esos dos estados que, dentro o fuera del campo de juego y más alla de cualquier secuela, jamás perdió.

Luego de su recuperación, el delantero contó con ofertas tanto en el ámbito local como en el exterior para ser comentarista de fútbol, esa pasión que ocupa gran parte de su vida. "Tengo una oferta a nivel local y otra en el exterior de una cadena estadunidense" le aseguraba el atacante a un medio de su país ilusionado con la posibildiad pero sabiendo que su verdadero lugar se halla dentro del campo de juego y no en una de las cabinas que se aprecian desde adentro del verde cesped. 

Hoy Cabañas recuerda esa dolorosa historia al despertar, cada madrugada a eso de las cuatro de la mañána. Amanece temprano no para entrenar, ese deseo que se vio truncada allá por 2010 pero que el goleador supo revertir a su manera, sino para repartir pan a los clientes de su padre donde hoy reside junto a su familia.

"Repartimos por los alrededores de Itaguá, me gusta el trabajo. La gente me reconoce y me pregunta sobre futbol claro; yo les digo que me divierto mucho", asegura. Un trabajo digno que debió emprender junto a sus afectos para salir adelante, propio de un luchador que según el mismo sostuvo en una nota con la Agencia de Noticias Francesa AFP fue bendecido por Dios para volver a vivir.