"Cayó Argentinos". Es casi imposible que sea literal -ya que es una institución intangible-, pero se aproxima mucho a serlo. El equipo de Borghi perdió una super final; 3-0 y sin ofrecer oposición. Olimpo, rival directo en la lucha por mantener la categoría, lo boxeó y lo noqueó en el primer round (a los 13' PT ya iba 2-0). El resto del partido se jugó por compromiso, y para cumplir con las reglas del fútbol. El resultado, que está bien puesto y pudo ser más amplio en su diferencia, fue una combinación justa de ambición por parte del local, y desgano del visitante. 

Lo que más sorprendió, si bien todo resulta poco normal en esta goleada, fue el contraste que mostró el Bicho con respecto a la victoria en Paternal ante Vélez, con una diferencia tan pequeña de días. El sábado se comió al Fortín por convicción y hambre desde el minuto cero. Hoy dio pena los 90 minutos, y así como entró dormido, terminó sin muestras de reacción. Tres puñetazos al alma en una tormenta asesina pero corta, pusieron al conjunto aurinegro en ventaja, con mucha justicia. Desde ya, el equipo de Perazzo pudo hacer más leña del destrozado árbol caído, pero los códigos futbolísticos, que de alguna manera existen, evitaron una goleada para guardar en libros.

Y no sólo son los jugadores, culpables del presente lamentable de Argentinos. Para no recaer en la típica cuestión dirigencial -en el caso Paternal tiene muchísimo que ver- y tampoco en la cotidianidad de cargar sobre los jugadores -ay Sand, ay Gambetta-, intentaré tocar al sagrado Claudio Daniel Borghi, a quien, para dejar en claro y no recibir insultos, adoro y considero loable (digno de alabanza). Creo que parte del penoso papel que lleva el equipo en el torneo tiene que ver con él: sus decisiones. Nadie en Paternal puede disentir con la idea de juego del Bichi, y no se puede culpar a él cuando esta idea no es ejecutada bien por los que usan pantalones cortos, pero hay determinados items en los que, en opinión del simple autor, se equivoca el DT. Insistir con Sand -debe haber algo extra-futbolístico-, utilizar a Barisone como volante derecho -repetidas ocasiones-, y la fatal de hoy: sacar a Lenis, único capaz de generar ataques peligrosos.

¿Cómo es posible? ¿Hay un por qué? Todo está tan carente de respuestas, que sería una pérdida de tiempo analizar lo inanalizable o responder lo irrespondible. Falta poco para al final. Una hazaña, un milagro, una proeza histórica, salvaría nada más al equipo de Borghi. Es un 95% posible arrancar el año entrante en la B Nacional, y por lo mismo hay que comenzar desde ya a refundar el club, y tratar de no caer dos veces con la misma maldita piedra. Game Over en Bahía Blanca, donde había que ganar. Nocaut en la pelea por no descender.