El resultado no tapa el mal rendimiento del Xeneize en este semestre. Carlos Bianchi no logra encontrar la cura para este Boca, que está descompuesto y que en cada partido presenta siempre los mismo síntomas: Poca generación de juego y de situaciones. Errático en los pases. Graves falencias defensivas, aunque paradójicamente ayer llegó al tercer partido sin recibir goles. Como ya fue mencionado, un resultado no puede cubrir el mal presente del equipo, sin embargo ayer, aunque sea por unos segundos, minutos u horas, sí pudo. El pontente derechazo de Juan Román Riquelme que se incrustó apenas al lado del palo derecho de Javier García tapó la paupérrima actuación del conjunto del Virrey, que recién minutos antes de comenzar el partido confirmó los once que salieron a jugar en Victoria.

En los cinco nombres del fondo no varió. Agustín Orión bajo los tres palos,  con Hernán Grana y Emannuel Insua recorriendo las bandas, y con Daniel Díaz y Juan Forlín en la saga central. En el medio el técnico parece haber perdido la paciencia con Juan Manuel Sánchez Miño, que anoche ocupó un lugar en el banco de suplentes producto de su bajo rendimiento. El que estuvo por la banda izquierda fue Nicolás Colazo, aunque también pasó desapercibido en el verde césped. Estuvo acompañado por el juvenil Sebastián Bravo que reemplazó al lesionado Fernando Gago y que se paró de mediocampista central. Por el lado derecho se posicionó Cristian Erbes, conformando una línea de tres bien definida, aunque por momentos eran cuatro ya que Riquelme abandonaba su posición de enganche y se retrasaba, quedando como una especie de doble cinco, recordando viejas épocas de sus comienzos en Argentinos Juniors. 

El diez no estuvo encendido como en otros encuentros. Si bien intentó generar el juego, y además le brindó una buena asistencia al juvenil Luciano Acosta que posteriormente despendió un remate que se estrelló en el palo, el enganche Xeneize se mostró errático en los pases en ciertas situaciones de juego. Aunque sobre el final, a un minuto y medio para finalizar el encuentro, enmudeció a todo el estadio de Tigre - que lo insultó durante todo el partido- con ese magnífico gol.

En la dupla delantera Bianchi "buscó frescura", como el mismo argumentó el cambio de Martínez/Gigliotti por Acosta/Riaño. El Juvenil (Acosta) participó en ciertas jugadas aunque no estuvo tan dinámico como en otros encuentros. Por su parte, el ex San Martín de San Juan tuvo dos situaciones, una bien clara de frente al arco de García, luego de un centro de Insua,  pero no llegó impactar el balón. Ya en el segundo tiempo,  el técnico boquense optó por Gigliotti que ingresó por Acosta, para ganar más altura tanto en el área rival como en la propia. Juan Sánchez Miño y Pablo Ledesma también ingresaron para tratar de generar más juego junto con Riquelme, aunque el enganche terminó definiendo el resultado por su propia cuenta.