Que uno haya sido el primero y el otro el último de la fase de grupos, no se notó. Es que en efecto, Vélez, con sus 15 puntos, fue el mejor primero y Nacional de Paraguay el último en acceder a los octavos de final de la Copa Libertadores 2014. Sin embargo, desde que la pelota comenzó a rodar, las diferencias se evaporaron y las ganas y la entrega dominaron la escena.
Gustavo Morinigo, el entrenador del conjunto paraguayo, dispuso un equipo aguerrido y comprometido a dominar el juego aereo. Por su parte, los dirigidos por José Flores cambiaron drasticamente respecto a la derrota con River Plate el domingo pasado. En aquella ocasión, el "Turu" dispuso un tridente ofensivo con Pratto, Nanni y Zárate, pero en la noche de hoy, solo jugo el primero. Es que la falta de un concepto obliga a probar. El Fortín salió a disputar su pase a cuartos con un 4-2-3-1, en el que Allione y Correa oficiaron de extremos, Canteros de enganche y Lucas Pratto de único punta.
El partido no tuvo un claro dominador, pero Nacional fue más en la primera mitad. A los 5 minutos tuvo el gol en los pies de Melgarejo, uno de los mejores jugadores del partido, pero Sosa adivinó la punta y evitó el grito. Con el correr de los minutos, el partido se estancaba en la mitad de la cancha, variando entre faltas, disputas y malas entregas de la pelota. Las ocasiones para los paraguayos se generaban a partir de fallas defensivas de Domínguez y Tobio, de muy bajo rendimiento. Sin embargo, la Academia paraguaya empujaba e iba a tener tres ocasiones de gol netas. La primera a los 22 minutos y en los pies de Orué, que otra vez tapó Sebastían Sosa con gran categoría. Cinco minutos más tarde Cardozo salvó en la linea un cabezazo de Torales tras un corner enviado desde la deracha, pero todavía quedaría una ocasión más. Cuando la primera mitad se moría, otra vez lo tuvo Orué, pero esta vez lo atoraron entre Cabral y el arquero velezano para que el paraguayo definiera cerca, pero desviado.
Vélez poco. Las ocasiones más claras se generearon a partir del jóven Jorge Correa, pero sin mayores consecuencias. Es que el equipo estaba parado para moverse por las bandas y abastecer al centrodelantero, pero cuando los puntas agarraban la pelota centralizaban el juego con posesiones muy largas que favorecían al local y dejaban a Pratto fuera de juego y solo contra los defensores centrales . La sociedad más interesante se generó entre Cabral, Correa y Canteros que se dedicaron más a jugar a la pelota que al fútbol.
La segunda parte cambió el protagonista. El equipo de Liniers, entendió que las convicciones del local no eran firmes y salió en busqueda del resultado. Sin claridad, sin ideas, pero con empuje. El primer cuarto de hora contó con varios intentos de media distancia de los volantes de Vélez. A partir de los 70 minutos las ocasiones desperdiciadas por la visita se repetirían constantemente. En la primera, Pratto robó en el medio campo, cedió la pelota a Canteros que desbordó y le tiró un centro bajo a Correa que definió mordido, ante el vencido arquero Don, pero Coronel salvó en la linea. Minutos más tarde, y a partir de centros cruzados, la visita volvió a tener la posibilidad de abrir el marcador, pero Canteros remató desviado.
Cuando solo faltaban diez para el final, el encuentro se hizo de ida y vuelta. Como durante toda la noche, la tónica fue llegar sin importar la forma y en una de esas aproximaciones llegó el gol. Vélez perdió la pelota en una jugada sucia dentro del área, Torales la abrió rapidamente para Bareiro que envió un centro bajo y Benítez, que apareció solo por el segundo palo, definió con cierta incógnita ante un arco desprotegido. Con solo cuatro minutos por delante, la visita intentó llegar al empate, pero se quedó en eso.
La vuelta de los octavos de final se jugará el próximo martes en el estadio José Amalfitani y a Vélez solo le sirve ganar, cualquier otro resultado lo dejará fuera del campeonato continental. Si bien Nacional no mostró mucho en el Defensores del Chaco, el Fortín ya no es el equipo fiable de principios de año y deberá solucionar los problemas de juego y, por qué no, de autoestima que lo aquejan desde la derrota frente a Racing hace cuatro fechas atrás. Por ahora, en Liniers, sigue la caída libre.