El 10 de agosto de 2007, la Confederación de Fútbol de Chile confirmaba al argentino Marcelo Bielsa como nuevo entrenador de la Selección de ese país. En aquel momento, la Roja terminaba de sufrir el ver la Copa Mundial de Alemania 2006 desde afuera, algo que hacía por segunda vez consecutiva, ya que no participaba en un Mundial desde 1998, cuando quedó eliminada en octavos. La llegada del Loco Bielsa generaba mucho revuelo, como cada lugar al que llega, pero pronto las críticas se acallarían. 

Chile comenzó las Eliminatorias para el Mundial de Sudáfrica 2010 de mala manera: 0-2 contra Argentina, pocas victorias y dos goleadas 3-0 en contra, ante Brasil y Paraguay, fueron acentuando la crisis momentánea. Sin embargo, la segunda ronda cambió todo y la Selección de Bielsa se clasificó segunda, con 33 puntos, uno menos que la Verdeamarelha, y Humberto Suazo como goleador del torneo.

La aventura en África fue por lo menos próspera para el conjunto chileno: si bien quedó afuera en octavos de final contra su verdugo del '98, Brasil (0-3), el juego de la Selección en ese torneo fue destacado por diversos medios internacionales, así como su performance en la fase de grupos, en la que clasificó primera con la luego campeona España, venciendo a Honduras y Suiza (1-0; 1-0) y cayendo por 2-1 contra la Selección de Vicente del Bosque.

Con la experiencia del Mundial, el próximo desafío del ya aceptado Bielsa con la Selección de Chile fue la Copa América de Argentina 2011. Los trasandinos apostaron mucho a este campeonato, pero sucedió algo inesperado: el DT renunció a su cargo por diferencias con la dirigencia, asumiendo su compatriota Claudio Borghi. La nueva odisea les salió bien de entrada: empate con Uruguay (1-1) y victorias ante México (2-1) y Perú (1-1) para clasificarse como puntero del Grupo 3, seguido por los rioplatenses. Los chilenos ya podían vislumbrar su primera Copa, con un equipo que realmente ilusionaba, pero otra vez tropezaron. 1-2 con Venezuela y de vuelta a casa. Sin aceptación popular y poco después del arranque de las Eliminatorias, el Bichi Borghi se fue con más pena que gloria para dar paso a otro argentino, el tercero consecutivo, Jorge Sampaoli.

Empezaba el año 2012 y la clasificación al Mundial de Brasil 2014 era el sueño de todo Chile. Con la llegada de Sampaoli para la 4° fecha (acumulaban 3 puntos sobre 9, con dos goleadas en contra - 1-4 con Argentina y 0-4 con Uruguay - ), el panorama comenzó a cambiar. Se restauró la filosofía de Bielsa (el nuevo DT había sido su ayudante de campo y discípulo por mucho tiempo) y otra vez la segunda rueda fue la clave, culminando con seis partidos sin derrotas (cinco victorias) y llegando al tercer lugar con 28 puntos, sólo detrás de Argentina (32) y Colombia (30). Renacía la esperanza.

El Mundial 2014 se enfrentaba con grandes expectativas, pero la realidad golpeó antes de comenzar el torneo: Chile integraría el Grupo B junto a Australia, España y Holanda, los últimos dos finalistas. Contra todo pronóstico, la Selección sudamericana se clasifició segunda, venciendo a los australianos por 3-1, a los últimos campeones por 2-0 y cayendo ante los holandeses por el mismo resultado. Los octavos de final estaban a la vista, pero había un pequeño problema: cual karma eterno, el rival era Brasil, esta vez, con el plus de la localía. 

4-1 en Francia 1998 y 3-0 en Sudáfrica 2010 eran los antecedentes. Todo indicaba un pronóstico desfavorable para los chilenos. Pero no está muerto quien pelea y, con una actuación magnífica (y un dudoso arbitraje localista), consiguieron el 1-1 en el tiempo reglamentario, manteniendo en el alargue y debiendo definir por penales. En esa etapa, Brasil consiguió anotar los penales impares (el primero, tercero y quinto), errando Willian y Hulk. Por su parte, Chile desperdició las dos primeras chances, convirtió los dos siguientes y, con el 3-2 en contra, Gonzalo Jara debía anotar, pero malogró la definición y la Roja se despidió por tercer mundial consecutivo frente a los brasileños (simil Argentina vs. Alemania; eliminación en 2006, 2010 y 2014). 

Pero la reivindicación llegó el año pasado, en la Copa América disputada en el país trasandino. Y se consumó de al misma forma que esta última eliminación: por los tiros de los 12 pasos. Con grandes actuaciones (y bochornosos arbitrajes), Chile superó la fase de grupos con victorias por 2-0 y 5-0 a Ecuador y Bolivia, respectivamente, y un espectacular 3-3 con México. Sin embargo, no todo era color de rosas: Arturo Vidal, uno de los referentes y mejores jugadores del plantel, chocó su Ferrari en un escandaloso accidente en la vía pública, cuando manejaba alcoholizado. Pese a estar penado con prisión, el hecho no pasó a mayores y el volante en ese momento en Juventus pudo continuar la Copa. Ya en cuartos, en el partido más polémico del torneo, superó a Uruguay por 1-0, para luego eliminar a Perú (también de gran campaña bajo la batuta de otro argentino: el Tigre Ricardo Gareca) con un 2-1.

Finalmente, llegó el gran día: la final contra el subcampeón mundial, la Argentina de Lionel Messi, el mejor jugador del mundo (poco después ganaría su quinto Balón de Oro, récord absoluto). El partido fue el más difícil para los de Sampaoli, terminando 0-0 en los 90 minutos y en el alargue, aunque pudieron perderlo en el útimo suspiro, cuando Gonzalo Higuaín malogró un remate al lado del arco. Una vez más, los penales se hacían presentes. 

En la definición, cuanto menos agónica, comenzó la definición el conjunto albiceleste, siendo el mismo Messi el encargado de abrir la cuenta, empatando el argentino nacionalizado Matías Fernández. Luego sería el turno del Pipita Higuaín, pero la desgracia llamaba otra vez al delantero, que envió su remate a las nubes. También erró Éver Banega, convirtiendo, a su vez, el polémico Vidal y Charles Aránguiz. La responsabilidad chilena estaba en los pies de Alexis Sánchez. La esperanza argentina, en que Sergio Romero volviera a "convertirse en héroe". Finalmente, aquel que fallara uno de los lanzamientos contra Brasil en el 2014 picó la pelota ante un Romero jugado y, con esa definición exquisita, le dio a Chile su primer torneo internacional.

Hoy, el equipo ahora conducido por el también argentino Juan Antonio Pizzi (Sampaoli renunció tras la Copa) marcha 4° en las Eliminatorias, luego de un gran comienzo y una declive en el medio: venció a Brasil por 2-0 y a Perú por 4-3 y empató con Colombia 1-1, para luego caer ante Uruguay (3-0) y Argentina (2-1). En la última fecha (la 5°) superó a Venezuela por 4-1.

Chile ya no es ese equipo de segunda o tercera línea. Hoy, los chilenos aparecen como rivales complicados contra cualquiera y debutarán con un gran desafío que están dispuestos a superar: contra la Argentina cuna de sus últimos cuatro entrenadores. Cuna, además, de su juego que tan lejos los ha llevado: el de Bielsa.