Con el reloj marcando las 20:30 horas, el hombre de negro decretaba el inicio del cotejo, y, lo que sería el inicio de una fiesta nacional. El Estadio Nacional, pintado en su totalidad de rojo, entraba rápidamente en calor cuando al minuto 7’, un pase enviado detrás de mediocampo rompía la última línea dejando el arco boliviano a merced de Carlos Aránguiz. Apuntó y gol.

A partir de ese momento, la teoría se volvía realidad. Bolivia se agazapaba con varios hombres en el fondo mientras que Chile le colocaba una correa al balón. La tónica del encuentro no permutaba; embates de rojo por barridas de verde.

Fue hasta el minuto 40’ cuando en una jugada fortuita, Alexis se enfiló a toda velocidad, tras recuperar un balón, abrió a la derecha para esperar el centro y pintó con la cabeza una obra de arte. Minutos después, Eduardo Vargas pudo decretar sentencia condenatoria, empero, definió centímetros desviado de la cabaña resguardada por Romer Quiñónez.

Un recital de la Roja 

De los camarines del Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos, solamente salió un equipo para disputar la segunda parte. Bolivia regresaba al terreno de juego para hablarle de usted al anfitrión. 

La bisagra de la Roja, llamada Marcelo Díaz, se encargaba de abrir la cancha para los embates chilenos. En una jugada iniciada por el mismo Díaz, Aránguiz se equivocó a la hora de centrar. El 3-0 se asomaba en el césped del Nacional. Y así sería minutos después, con Charles Aránguiz, quien anotaba su doblete en una jugada made in el pizarrón de Sampaoli. Matías Fernández, el primer revulsivo, limpió la zona y dejó en bandeja de plata para el elemento del Sport Club Internacional.

Faltando diez minutos, la fiesta terminaría por desatarse por el alma chilena, Gary Medel. El estandarte de la Roja, ese hombre que representa el valor y entrega nacional, puso a gritar a su afición con un vaselina al guardameta tras asistencia de Valdivia. El último clavo en el ataúd verde vino desde el lado boliviano con un autogol de Ronald Raldés.

El árbitro pitó, pero la fiesta continuó porque la selección chilena de esta noche promete barbaridades.