Argentinos empató. Se puede decir, dadas las circunstancias, que perdió dos puntos, y no que rescató uno. El 1-1 frente a Nueva Chicago (que ahora apenas suma 3 unidades en 7 partidos), en condición de local, con el hecho de haber jugado en superioridad numérica durante veinte minutos, se describe por sí sólo. Una mala noche, o quizás algo más.

 En la previa del partido, habíamos destacado que era un punto de inflexión. De ganar, el Bicho recuperaría el nivel espectacular del arranque, afectado por los partidos ante Estudiantes y Huracán. De darse cualquier otro resultado, totalmente ilógico desde ya, significaría la prolongación de ese "tropezón", convirtiéndolo en una "caída". Más aun sabiendo que se viene River de local.

 Se dio un partido a simple vista lógico. Argentinos sometió a Chicago la mayoría del encuentro, teniéndolo contra las cuerdas. ¿Por qué no se llevó entonces los tres puntos? Aquí las cinco claves:

  1. Defensa endeble: Chicago le llegó apenas dos veces, no por mérito de la defensa, sino por lo poco que propuso el Torito y la buena recuperación del mediocampo. El Bicho durmió en una de esas dos, y Solignac entró solito al gol.

  2. Ineficacia ofensiva: a lo largo del partido, Argentinos se cargó de chances claras de gol, sobre todo antes de la expulsión de Masuero. Falló en todas ellas, y pagó muy caro al final del encuentro.

  3. Ausencias, nuevamente: la defensa volvió a extrañar a Torrén, pero sobre todo el mediocampo necesitó a Ledesma e Iñíguez, que gestaban los ataques desde sus pies y cerebros. Sin ellos, poco se pudo hacer en ofensiva.

  4. Falta de claridad: más que nada cuando Chicago cerró espacios tras la expulsión de Masuero, Argentinos demostró superioridad desde el empuje, pero jamás desde el juego. Careció de frialdad e inteligencia. Fue siempre por un mismo lado, sin conexiones por el medio, diagonales, o remates distantes. Preocupa entonces, las pocas ideas que se le cayeron al equipo.

  5. Un organizador de juego: más allá de que este punto se asocie con el anterior, no es lo mismo. El equipo necesitó de un creador nato los noventa y tantos minutos que se jugaron. El único que cumplió a medias el rol, fue Federico Gallego. Iñíguez, y Ledesma no estuvieron por lesión, y se equivocó Gorosito en no citar a Cabral, capaz de conducir el juego, agregar pausa, una visión distinta.