En Paternal se planteó un duelo de ideologías futbolísticas, sin ninguno con la ideoneidad absoluta del fútbol, solamente dos puntos de vista. Uno, vestido de rojo, fiel a su historia, apostó por un juego colectivo y ofensivo, mientras que otro vestido de verde y amarillo, decidió acomodarse cerca del arco de Campodónico, buscando contras.

 Argentinos Juniors se llevó puesto a Aldosivi los primeros minutos del partido, con claras situaciones de gol que desperdició. A lo largo del primer tiempo desarrolló un fútbol asociado, gustoso de ver, con Ledesma, Iñíguez y Gallego como creadores. El dibujo táctico,  claro, sostenía prácticamente la idea: un 3-4-1-2 con doble cinco y enganche, además de opciones por las bandas.

 Mas, con el pasar de los minutos, el Tiburón impuso su fútbol, un tanto áspero, y sin dudas especulativo. Despreciaba la posesión, y le regalaba la presión de manejar las riendas, al Bicho. Durante el segundo tiempo, luego del gol de Lugüercio, siguió igual, o aún más atrás, intentando aprovechar contraataques para lastimar a la entragada defensa local.

 El equipo de la Paternal pronto se convirtió, ante la adversidad, en un conjunto de jugadores incapaces de penentrar la cerrada defensa del visitante, y entonces, el equipo marplatense cerró el partido a su modo, cómodo en el fondo.