En el estamento futbolístico, existen dos vertientes que se encuentran en las antípodas de sus ideologías: una de ellas es meramente resultadista y no escatima productividad alguna, por su parte el otro pensamiento contempla el proceso de un equipo, la demarcación de sus limitaciones y virtudes; a la larga o a la corta, esta última termina triunfando.

De alguna manera, Juan Manuel Azconzábal, comandante del barco "Decano" ideó un proyecto que mantenga a Atlético en primera división, cuyo anhelo y ambición es demostrada por los dirigentes y los hinchas. La temporada anterior fue fructífera, primero que nada, porque pudo materializar una excepcional campaña con jugadores provenientes de la "B" Nacional, como fue el caso de Rodrigo Aliendro, Fernando Zampedri, el tribunero y aclamado Cristian Menéndez, Nery Leyes y Cristian Luchetti. En ese sentido, la táctica y la ideología futbolística plasmada convergieron y estuvieron muy cerca de concretar la clasificación a la Copa Libertadores.

Si uno recurre al plano resultadista, se puede decir que el "Decano" no tuvo una buena pretemporada porque no estuvo fino en ofensiva, con poca claridad de los artilleros Menéndez, Govea y Zampedri. La piedra angular que generó una especie de "agora futbolístico" en Tucumán, fueron las sendas derrotas que sufrió frente a su archirival: San Martín de Tucumán y,anteriormente, en la Copa Argentina con la caída propinada por Defensores de Belgrano.

Más allá de eso, el cuerpo técnico de Atlético, ávido de conocimiento del deporte más hermoso del mundo, deben proyectar y pensar que esta segunda temporada en la primera categoría, puede ser un punto de inflexión.

Si uno se pregunta cuáles pueden llegar a ser las claves para seguir en primera, uno respondería que el despliegue físico y el sólido juego con el balón en los pies debe ser un aspecto distintivo de los tucumanos. La misión de Azconzábal y compañía será reestructurar, acomodar algunas piezas de la identidad futbolística plasmada en el anterior Torneo de Transición.