El partido en el Mario Alberto Kempes no tuvo mucho color. Lo hecho por el equipo de Ricardo Zielinski fue de menor a mayor en cuanto a ritmo y propuesta. Al margen de haber contado con alguna aproximación temeraria para el rival, no se vio esa eficacia como contra Newells aunque tampoco se les derrumbó el marcador con la última jugada del Gimnasia, que a más de uno le hizo recordar a Gigliotti, en aquel partido contra Boca que lo perdió sobre el final.

Pero este terminó sin goles. Parejo, luchado, disputado en la mitad de la cancha y con abuso de balones largos y altos. El "Pirata" no hizo un buen primer tiempo. Lo más destacado, como en el último tiempo, fue el joven Zelarrayán quien, junto a Rigoni, apostaron a intercambiar sus posiciones para no ser tan predecibles a la hora de avanzar tanto por izquierda como por derecha.

En ataque se produjo la presencia de Julio Furch para acompañar a César Pereyra, quien no tuvo una buena tarde más allá del remate desviado en la primera etapa. En cambio, el ex Arsenal de Sarandí inquietó. Jugó como suele hacerlo, siendo referente de área, pero saliendo de vez en cuando de esa posición para aguantar balones de espaldas al arco, colaborando con los movimientos de "Picante" y también para ser destino de eso pronunciados balones altos que abundaron a lo largo del partido.

En la segunda parte, el propio Furch se encargó de bajar una pelota del cielo y colocarla en los pies de Zelarrayán, quien disparó de media distancia para que la pelota pegara en el palo derecho de Fernando Monetti. Esa unión fue importante porque ambos entendieron que había que moverse, había que cambiarle el ritmo al partido ya que ni Rigoni ni Pereyra estuvieron a la altura (luego fueron sustituidos).

La sustitución más relevante en cuanto a la propuesta fue la salida de Esteban González para darle el lugar al hondureño Jerry Bengston y ubicar otro delantero en ataque. Más tarde, la salida de Pereyra por Velázquez también generó un vuelco de intérpretes y funciones. Mansanelli, por su lado, tomó la posta en la banda derecha, esa que Rigoni poco desequilibró. Sin embargo, hubo pocos minutos ya para hacer la diferencia.

Lo positivo del empate fue el cambio de mentalidad. Fueron por la primera victoria del torneo. Un segundo tiempo muy distinto al primero. Es cierto que con poco ya se iba a notar la diferencia, pero a eso había que hacerlo y tanto los jugadores como el entrenador lo entendieron y le pusieron un poco de color en el final.