Hace exactamente diez años, el empresario Armando Pérez se hacía cargo del Club Atlético Belgrano, adjudicándose el 70 por ciento de las acciones de Córdoba Celeste S.A, gerenciadora del club por aquellos tiempos, un tiempo después adquiriría el 30 por ciento restante. Pérez era propietario de la empresa TSU Cosméticos y representante de todos los productos de la NBA en Argentina.

Su gestión comenzó dándole un lugar para que el club pudiera formar su propio capital, el predio de Villa Esquiú que fue comprado por Pérez, se transformó en una fábrica de talentos que bajo su  gestión salieron grandes figuras que se vendieron en el futbol argentino y por  el mundo, tales como :  Germán Montoya (a Vélez), Mario Bolatti (Porto), Matías Suárez (Anderlecht), Pablo Chavarría (Anderlecht), Lucas Melano (Lanús) y Franco Vázquez (Palermo); hoy en el plantel podemos nombrar al “Chino” Zelarrayán y Saravia como dos de las actuales figuras surgidas de esta cantera.

La recuperación económica de Belgrano venia en alza, a mediados del 2011 el club logró salir de la quiebra y le da  un broche de oro al lograr el histórico ascenso a primera división frente a River Plate unos días después.

Luego de ser elegido como Presidente por los socios, Armando Pérez seguía haciendo historia en la institución y bajo su presidencia Belgrano se clasificó por primera vez en su historia a una copa internacional (Copa Sudamericana).

Otro acierto de Pérez fue la contratación de Ricardo Zielinski como técnico celeste, que bajo su conducción Belgrano logro aquel ascenso y la clasificación a la Sudamericana, copa que nuevamente la disputará este año. Zielinski fue su As de espadas, el técnico fue clave para el éxito deportivo del club.

Son diez años de una gestión que tuvo más cosas positivas que negativas, manteniendo  un proyecto y una estructura de trabajo, cosas  difíciles de encontrar en el futbol argentino que cada vez está más manchado en lo dirigencial. Pérez logró también volver a transformar a Belgrano en un club social y hasta tiene pensado agrandar el Gigante de Alberdi. Son diez años armando este barco, que hoy navega entre los grandes de la Argentina.