La Bombonera esperaba con ansias e ilusión una nueva presentación de un Boca renovado, desde el juego y desde la actitud. Además, el plus de una cita de carácter internacional como la Copa Sudamericana le da ese sabor tan particular del Xeneize cuando juega este tipo de partidos. En frente, Rosario Central, equipo que venía de rescatar un empate sobre el final en el choque de ida y había dejado la serie abierta.
Sin embargo, se notó que ese golpe fue hace dos semanas y no pareció afectarle a un Boca que fue el claro dominador desde el pitazo inicial. Monopolizó la pelota y nunca dejó crecer a su rival, a quien sometió sin mucho trabajo. Fernando Gago movía los hilos del encuentro a su antojo, Jonathan Calleri era insoportable para la defensa rosarina, Federico Carrizo aparecía sorpresivamente por izquierda y también por derecha. Los demás se apropiaban de cada pelota dividida y perseguían a cada jugador rival hasta el hartazgo.
Poco tardó el conjunto local en plasmar en el marcador la diferencia que había en el terreno de juego. A los 20´ Calleri le bajó la pelota con el pecho a Andrés Chávez, quien no dudó ni una décima de segundo en destrozar el arco custodiado por Mauricio Caranta con una volea de primera desde afuera del área. Para colmo, Lucas Acevedo vio la tarjeta roja quince minutos después y dejó a Central con diez hombres, que intentarían frenar a un Boca embalado.
En el segundo tiempo, el club de La Ribera bajó la intensidad y pagó el desgaste de los primeros 45 minutos. Pero al Canalla se le hacía difícil jugarle de igual a igual a un rival que tenía un jugador más en cancha. Salvo un disparo aislado de Walter Acuña que desvió Agustín Orión, Central nunca inquietó al contrario.
Cuando Caranta empezaba a convertirse en la figura del partido con atajadas notables, Chávez se encargó de robarle los reflectores. Tras un centro que Gago pareció colocar con la mirada, el ex delantero de Banfield apareció solo para mandar de cabeza la pelota adentro del arco. Con el 2-0, la gente explotó y acompañó la exhibición que brindó su equipo en los minutos posteriores. El chileno y recién ingresado, José Fuenzalida, fue el encargado de convertir el tercero en un mano a mano con el arquero rival.
Luego de desperdiciar oportunidades para convertir un cuarto gol, Boca Juniors volvió a ganar sin sufrir y a imponerse en La Bombonera en el contexto de un torneo internacional. Fue ampliamente superior y borró a Rosario Central del campo de juego. Obtuvo el pase a los octavos de final de la Copa Sudamericana y la gente volvió a irse contenta de la cancha.