Es cierto que Boca Juniors no fue ampliamente superado por Deportivo Capiatá en la ida de los octavos de final de la Copa Sudamericana. También es verdad que el elenco paraguayo, salvo el gol y una jugada previa a este, nunca inquietó ni preocupó a Agustín Orión. Y que el arquero rival, Antonio Franco, fue la figura del partido.

Sin embargo, Boca no jugó bien. Y, más allá de haber hecho más méritos que su rival, estos fueron muy pocos. En Vavel te mostramos qué debe mejorar el equipo que dirige Rodolfo Arruabarrena si quiere dar vuelta la serie:

La defensa

Defensivamente, Boca no fue muy exigido por el conjunto guaraní. Pero cuando este le llegó, le convirtió. Además, los últimos partidos del torneo local, como ante Rosario Central y Godoy Cruz, demostraron que este aspecto es un punto débil.

La línea de cuatro se muestra dispersa y con distracciones. A los laterales les ganan las espaldas y los zagueros pierden en velocidad cuando los delanteros contrarios los desafían en carreras hacia pelotas profundas.

La recuperación

El Vasco les pide a sus jugadores una presión constante y un enorme sacrificio difícil de sostener durante 90 minutos. Pero hay desacoples a la hora de ejercerla que no aseguran el objetivo principal, que es recuperar el balón.

Cuando el rival supera la presión de los delanteros, ya puede jugar con pelota dominada en campo xeneize. Los mediocampistas, sobre todo Cristian Erbes y César Meli, se encuentran muy solos a la hora de la recuperación porque la defensa no achica y queda el equipo muy largo.

La pelota parada

El equipo no supo aprovechar las chances con balón detenido y tambaleó en las jugadas en contra. Por arriba siempre perdió, tanto en defensa como en ataque. De hecho, el gol en contra de Lisandro Magallán, fue de un córner proveniente de otro, en el cual, Orión debió salvar el gol con sus manos.

Por otra parte, se puede ver cómo, varias veces, el ejecutante hace señas para indicar una jugada preparada que nunca ve la luz y siempre es bloqueada por el rival.

La profundidad

Foto: Planeta Boca Juniors
Foto: Planeta Boca Juniors

Este aspecto es uno de los menos negativos. Boca en los partidos por el torneo local supo lastimar a sus adversarios a partir de la posesión del balón, pero ante Capiatá le costó.

Durante los primeros 45 minutos fue cuando tuvo menos falencias. En el segundo tiempo, solo llegó dos veces con peligro al arco rival. Fernando Gago estuvo ausente y el Xeneize demostró que depende de él para generar juego por abajo. Constamente, Boca recurrió a los pelotazos y se encontró con un rival muy concentrado para defender y ganar todo por arriba.