De cara al partido de vuelta por la Copa Sudamericana, el plantel del Vasco se encuentra cada vez más motivado. Y con recambio, lo que lo beneficia de los demás a la hora de la doble competencia, aunque el Xeneize casi no pelee por el título local, pero con los suplentes pudo vencer y golear a Independiente, que hasta ahí era uno de los candidatos a quedarse con el Torneo de Transición.

Boca está arriba de River en ése aspecto. En plantel, en jugadores de calidad, en reemplazos de nivel. Quizás en el puesto de arquero sea la única inconformidad, aunque Trípodi haya demostrado estar a la altura frente al Rojo, con salidas rápidas y cortes que impidieron chocarse en un mano a mano con el delantero.

Con la ausencia del Burrito Martínez, con un esguince ocasionado por Vangioni bien empezado el encuentro de la ida, las varientes ofensivas de Arrubarrena se redujeron a tres; Carrizo, Gigliotti y Chávez, aunque los últimos entrenamientos parecen dejar dudas sobre su presencia en el Superclásico. Igualmente, el Vasco y su personalidad de alterar las posiciones de los jugadores (como lo logró con Colazo, que era volante, poniéndole de 3 apenas llegó al club) hace que Carrizo o Fuenzalida también sean importantes armas que puedan sumarse a la delantera.

El punto flaco que Boca no pudo corregir hace ya bastantes años parece haber tomado forma en esta temporada: la defensa. En la dupla central, las paredes del Cata Díaz y Forlín seguramente estén desde el arranque, donde bien podrían ser reemplazadas por Echeverría o el Chiqui Pérez, todos con un carácter similar: grandes, firmes y con una impresión chocante para cualquier oponente.

En los laterales, el Xeneize también tiene una importante variedad para rotar: en la izquierda, Nicolás Colazo supo cómo exprimir su juego, con idas y vueltas para recuperar y adelantar el balón, robándole el lugar al lesionado Insúa, que ahora volvió y compiten por el mismo puesto. Desde la otra banda, la derecha, el puesto que en la Ribera costó sustituir del Negro Ibarra, parece que Marín pudo adueñarse, aunque también podría hacerlo el multifacético Fuenzalida o el criticado Hernán Grana, que últimamente acaparó varias críticas.

Pero la zona más fuerte de Boca es en el mediocampo. Con hombres que pueden jugar de cualquier posiciones. Principalmente, los que adoptaron por naturaleza el número 5, hoy se despliegan por todos los sectores: Erbes, Gago y Meli, todos centrocampistas, que rotan por el medio hasta que uno quede bien parado en el centro, generalmente el Pichi.

En el banco, también tiene con qué. El pibe Cubas, con un puñado de partidos parece vestir la camiseta de la Primera de Boca hace varias temporadas, con creces a la hora de recuperar la pelota. Por las bandas, las alternativas también son de elite: la gambeta y frescura de Acosta, también el chileno Fuenzalida, el Pachi Carrizo que corre y se entremezcla por los rivales y hasta Castellani, quizás el refuerzo más cuestionado por su rendimiento con la azul y amarillo.

De esta manera, Boca cierra una de sus campañas con más variantes en el juego. Sin ninguna preocupación de si algún jugador está disponible o no, porque otro lo suplantará de la mejor manera. Esto es el Boca de Rotation.

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Sobre el autor
Lucas Barreña
Periodista. Desde Buenos Aires, redacto en Vavel para Argentina y Latinoamérica. 19 años.