Surgido de las inferiores de Argentinos Juniors, Juan Román Riquelme, con tan solo 18 años, decidió bajarse de la institución de La Paternal y emigrar a Boca Juniors. El semillero del Bicho, sin saberlo, dejaba ir a otro futuro crack.
De la mano de Carlos Bilardo, DT del conjunto xeneize allá por 1996, Román tuvo su debut reemplazando a uno de los mayores ídolos del fútbol argentino, Diego Armando Maradona. Desfachatado, atrevido y con la pícardia que tiene cualquier adolescente de 18 años, Riquelme irrumpía en Boca para convertirse en ídolo, con el pasar del tiempo.
Con la número 8 en la espalda, Riquelme poco a poco se fue ganando el cariño de los hinchas. El enganche, quien se convertiría en uno de los mejores diez del fútbol, tardó poco más de un mes en convertir su primer gol con la camiseta azul y oro.
Aquel 24 de noviembre de 1996, Boca recibía a Huracán en el marco de la 14ª fecha del Apertura. Entre los once de Bilardo, estaba él... Estaba Juan Román Riquelme. El futuro diez estaba asomando. Para cuando terminó la primera mitad, el conjunto local ya ganaba por 3-0, con goles de Julio César Toresani, Sebastián Rambert y Néstor Fabbri. El Globo se había quedado con un jugador menos, a causa de la expulsión de Claudio García.
Ya en el complemento, llegaría otro hat-trick xeneize para que el local deje los tres puntos en casa. Néstor Cedrés estableció el 4-0 y Diego Latorre convirtió el quinto gol. La frutilla del postre, sería el golazo de ese juvenil, que tomó las riendas del equipo y lo llevó a golear al conjunto de Parque Patricios.
Alphonse Tchami, con pelota dominada, avanzó por el área rival sin que ningún defensor pudiera quitarle el balón. El delantero arrastró las marcas y le cedió la pelota a Román, que estaba parado afuera del área. El volante, sin recorrido de pierna, sacó un tremendo remate que se clavó en el ángulo derecho del arco quemero. De esta forma, el conjunto de Bilardo sellaba una goleada histórica (hoy en día sigue siendo la máxima en el profesionalismo) y comenzaba a erigirse la figura de quien sería un valuarte de la historia azul y oro.
Amado y odiado... Siempre controversial, pero sin dudas uno de los grandes ídolos de la institución de la Ribera. Ese número 8, desfachatado, que dejó sin respuestas al portero quemero, era Juan Román Riquelme, quien convertía su primer gol, pero no el último.
Mira el primer gol de Riquelme