Una nueva edición de la Libertadores ya dio comienzo y Boca sabe que puede luchar nuevamente por el título. Motivos sobran. El plantel es uno de los más cotizados del continente y en los dos últimos partidos por el torneo local (San Martín de San Juan y Newell's) demostró que el paupérrimo rendimiento que tuvo durante el verano va quedando en el olvido.

Comienzan a haber aires de un nuevo Boca. Desde el club no quieren que se repitan los errores del 2015 y cada una de las partes ya tomaron nota. El entrenador es uno de ellos. Rodolfo Arruabarrena, confiado por la cantidad y calidad de futbolistas con los que contaba en su equipo, apeló a la rotación durante todo el primer semestre del año pasado. Incluso durante el mano a mano ante River, por los octavos de final. Pero el Vasco entendió que tanto recambio trajo confusión en el vestuario, tanto a él como a sus jugadores, y empezó a considerar la idea de tener un once de memoria. Luego, con la llegada de Carlos Tevez, el plantel se potenció y comenzó a dejar atrás rápidamente la eliminación ante su clásico rival. El resultado del cambio fueron las consagraciones en el torneo local y en la Copa Argentina.

El plantel entero sabe lo que es jugar la Copa. A excepción de los chicos que se sumaron durante el verano, el resto de los futbolistas jugaron en la edición del 2015 y demostraron estar a la altura del club y del certamen en la Fase de Grupos. Con seis victorias en igual cantidad de presentaciones (récord en la Copa que comparte junto a Vasco da Gama y Santos), Boca cerró con puntaje ideal la Segunda Fase y terminó como el mejor de los punteros.

Antes de participar en la edición 2015 de la Copa, el Xeneize primero debió lidiar contra Vélez en aquel recordado desempate por entrar en la Fase de Grupos. Boca venció en aquel encuentro y el sorteo lo derivó al grupo 5, junto a Montevideo Wanderers, Palestino y Zamora.

La zona pareció accesible desde el comienzo y así lo hizo notar Boca desde los resultados. En su debut, el equipo del Vasco venció a Palestino 2 a 0 en Chile y luego derrotó a Wanderers 2-1, en la Bombonera. Lo más destacado fueron los triunfos ante Zamora, con goleadas por 5-0 en casa y 5-1 en Venezuela. La diferencia entre ambos planteles era ampliamente superior para el cuadro argentino y eso se vio reflejado en la cancha. Para cerrar, el Xeneize triunfó 3-0 en Montevideo ante el equipo charrúa y con un 2-0 ante Palestino cerró su participación en la fase de grupos en una Bombonera repleta de ilusión.

Boca había quedado como el mejor puntero y el destino quiso que su rival sea un River que, a duras penas, clasificó como el peor segundo. El Superclásico se hizo presente en los octavos de final y a un lado quedaron los resultados de la Segunda Fase.

La eliminatoria fue pareja, aunque el Millonario inclinó levemente la balanza  a su favor. En el encuentro de ida, River sacó ventaja luego de que un mal pase de Fernando Gago derivara en un penal infantil de Leandro Marín al Pity Martínez. Paradójicamente, el Vasco había elegido al juvenil por sobre Gino Peruzzi porque le aportaba más marca que el exCatania.

En el encuentro de vuelta ocurrió lo peor. Boca no solo no pudo romper el cerrojo que impuso el River de Marcelo Gallardo, sino que además no pudo completar el partido. El encuentro fue suspendido en el entretiempo por una agresión con gas pimienta a los jugadores del Millonario y la Conmebol, en consecuencia, decidió descalificar al Xeneize de la competición.

Por eso, Boca se quiere tomar la revancha. Los jugadores y el cuerpo técnico saben que están ante una  nueva oportunidad de alzarse con la Copa. El plantel es extenso y cuenta con jugadores de jerarquía como Tevez y Daniel Osvaldo. Si bien aún resta corregir ciertos aspectos del juego, el equipo sabe que está para transitar por el camino de la gloria.

VAVEL Logo
Sobre el autor
Alejandro Potenza
Periodista deportivo recibido en DeporTEA, en el año 2013. En Vavel desde marzo del 2015. https://www.facebook.com/alepotenza