Se viene una nueva edición del Superclásico. Uno de los partidos más valorados en la Argentina y en el mundo. Un encuentro que suele dejar historia, goles, frustraciones. Pero por sobre todas las cosas, espectáculo. Algo que por momentos puede verse dentro del campo de juego, pero que en las tribunas siempre se hace presente.

El contexto de esta nueva edición del Superclásico será distinto al cual nos vienen acostumbrando en los últimos años. No habrá mucho más en juego que la eterna rivalidad entre Boca y River. Es el partido que estos equipos marcan en el calendario como el más importante. Es el partido a vencer. Pero esta vez no están en juego las semifinales de la Copa Sudamerica, ni los octavos de final de la Copa Libertadores, ni es un partido directo en la lucha por el Campeonato local. Será un partido más, sin condimentos adicionales, en la historia de los Superclásicos.

Boca viene de cumplir con su primer objetivo, que era conseguir el primer puesto en el Grupo 3 de la Libertadores. Con un contundente 6-2 a un tibio Deportivo Cali, el Xeneize llega afilado para el Superclásico. Para este encuentro, el entrenador Guillermo Barros Schelotto pondrá a todos los titulares en cancha y esperará conseguir su primer triunfo en el clásico como DT. La única mala noticia es la lesión de Andrés Cubas, que se perderá el resto de la temporada por una lesión en el ligamento deltoido de su tobillo derecho.

Por el lado de River, las preocupaciones surgen por el nivel de juego que muestra el equipo. El Millonario arrastra una increíble irregularidad desde aquella final que lo consagró campeón de la Copa Suruga Bank, en agosto del año pasado. Si bien consiguió dos triunfos consecutivos en sus últimas presentaciones, el nivel mostrado ante el débil Trujillanos dejó bastante que desear. Puntero de su grupo en la Libertadores, el equipo de Marcelo Gallardo intentará pisar fuerte en la Bombonera, un partido que puede servir y mucho para levantar el momento anímico del equipo.

El factor preocupante para este encuentro es el estado del campo de juego del estadio Alberto J. Armando. Las constantes lluvias que azotaron en el país las últimas semanas, sumado a que Boca jugó varios partidos como local en ese lapso, dejaron al césped en pésimas condiciones.

Faltan algunas horas para que el Superclásico se juegue. Las expectativas irán en aumento hasta que el domingo, a las 16.15, el árbitro Darío Herrera dé el pitazo inicial. Allí, no habrá tiempo para titubeos. Boca y River buscarán ese triunfo que los fortalezca desde lo anímico. Porque los clásicos se juegan. Y se ganan.

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Sobre el autor
Alejandro Potenza
Periodista deportivo recibido en DeporTEA, en el año 2013. En Vavel desde marzo del 2015. https://www.facebook.com/alepotenza