El 20 de septiembre de 1931, Boca recibió a River en el viejo estadio de tablones, ubicado en el mismo sitio que La Bombonera. Era la fecha 7 del torneo que terminaría ganando unos meses más tarde, convirtiéndose en el primer campeón del profesionalismo.

A los 16, la visita abrió el marcador por intermedio de Carlos Peucelle. Trece minutos después, el árbitro Enrique Escola señaló una falta dentro del área y penal para el local. Francisco Varallo se hizo cargo del disparo pero el arquero Jorge Irribarren lo tapó. Sin embargo, el rebote lo tomó Pancho, que ahora sí pudo concretar el empate.

Los jugadores de River se abalanzaron sobre el referee e intentaron agredirlo, reclamando una supuesta falta del delantero al portero. Fueron tres los hombres del Millonario que vieron la tarjeta roja: Camilo Bonelli, José Belvidares y Pedro Lago.

Por los disturbios, tanto de los futbolistas como del público visitante, debió intervenir la policía y el encuentro fue suspendido apenas pasado la media hora de juego. Varios días después –precisamente el 8 de octubre-, la Asociación del Fútbol Argentino dictaminó que los puntos le correspondían a Boca, con el resultado de 1-0.

Aquel día, el conjunto azul y oro, dirigido técnicamente por Mario Fortunato, formó de la siguiente manera: Fossati, Bidoglio, Muttis, Moreyras, Spitale, Suárez, Penella, Varallo, Vargas, Cherro y Alberino.

Por si esto fuera poco, Boca jugó la última fecha el 6 de enero de 1932, ya siendo campeón, ante River. Le ganó por 3 a 0 y se dio el gusto de dar la vuelta en la cara de su rival de toda la vida.

Los Xeneizes  se hicieron con el trofeo por sumar un total de 50 puntos –cinco más que su perseguidor San Lorenzo-, producto de 22 victorias, seis empates y seis derrotas.