La Copa Libertadores, el torneo favorito de la hinchada Xeneize, fue manchada el año pasado por uno de los casos de violencia en el fútbol más graves de los últimos años. El incidente le costó la eliminación al equipo por aquel entonces dirigido por el Vasco Arruabarrena, ante su máximo rival y como local, además de una suspensión del estadio y de llevar público visitante.

Sin embargo, al autor del crimen, la Justicia no le cayó con todo el peso posible. Consiguió arreglar evitar ir a juicio público y oral a cambio de varias clausulas. Deberá realizar tareas comunitarias en la Parroquia Nuestra Señora de Fátima durante 72 horas, dos por semana durante 3 años. Además, debe pagarle una multa de 25.000 pesos a los jugadores de River y hacer donaciones de 10 kilos de pan por mes a Cáritas.

Esta probation llegó producto de la negociación de los abogados de Adrián Napolitano con la fiscalía y también incluye una prohibición de ir a cualquier cancha de fútbol durante 3 años. Esta prohibición no afecta mucho a Boca, ya que lo echaron como socio al momento en que se probó que fue quien causó el ataque, y tampoco es bienvenido por la actual barra del club, que lo amenazó varias veces en su local.

Le será difícil cumplir su deseo de volver a la cancha, que expresó en una entrevista a finales del año pasado. Otros barras procesados por el incidente también evitaron el juicio con un arreglo con la Justicia. Gustavo Florentín realizará también 72 horas de servicio comunitario en el Hospital Pirovano y tiene que pagar una multa menor, de solo 6.000 pesos. Federico Blanco y Diego Biglia también consiguieron la probation. Ninguno de estos imputados sigue siendo socio de Boca, quizás la sanción más grave por el incidente.