Que el estadio de Gimnasia nunca ha sido un terreno fácil para Estudiantes no es ningún secreto. Que en las últimas dos décadas el Juan Carmelo Zerillo se había vuelto inexpugnable para el pincha, tampoco. Pero un día la maldición se rompió y en la antesala de una nueva edición del Clásico de La Plata, el sueño de toda la parcialidad albirroja, seguramente, será demostrar que no cortaron la racha de casualidad.

Tuvieron que pasar 19 años para que el león pueda volver a festejar en tierras ajenas, 19 años entre aquel holgado 3 a 0 del Apertura 1995 y el acotado 1 a 0 del Final 2014 que silenció el famoso “en el bosque no” de la gente de Gimnasia. En el medio, 9 partidos jugados en 60 y 118, con un saldo desfavorable de 5 igualdades y 4 duras derrotas.

Pero el gol de Franco Jara hace casi un año, desató la alegría albirroja que se venía reprimiendo desde hacía casi dos décadas y justo en el regreso del lobo a la máxima categoría, luego de su paso por el Nacional B. El delantero cordobés madrugó a todos y cuando el reloj ni siquiera había llegado a los diez minutos, definió el derbi #151 de la historia, cruzando la pelota al palo más lejano del arquero Monetti.

Diecinueve años atrás, José Luis Calderón y Sergio Catán hacían lo propio torciendo el rumbo de un partido que parecía tener destino de 0 a 0. Primero fue el histórico goleador pincharrata el que, de cabeza y a los 11´ del ST, hizo delirar a la hinchada de Estudiantes. Luego, el mediocampista derecho aprovechó un despeje defectuoso de la defensa tripera para estirar la ventaja cuando corrían 30´de la misma etapa. Y a falta de 12´ para el pitazo final, otra vez caldera, sacó ventaja de otro error defensivo de Gimnasia para estampar el 3 a 0 definitivo.

A menos de 24 horas para un nuevo clásico, Estudiantes sueña con dejar atrás esa racha tan negativa y querrá revalidar el triunfo conseguido hace casi un año para demostrar que un león puede adentrarse en el Bosque y salir airoso.