El duelo en La Plata comenzó trabado, con dos equipos que luchaban más de lo que jugaban. Y es que así son los clásicos. Pero a los cinco minutos, y con un remate cruzado de Rojas para la visita que contuvo bien Silva, el partido parecía comenzar a tomar forma.

El local, que había comenzado mejor, vio como la visita la llegaba con facilidad y en una señal de concentración se adelantó en el campo. Así, empezó lentamente a adueñarse de las acciones. Carrillo empezó a ser protagonista y a inquietar con creces a la defensa visitante. No obstante, lo que parecía un partido de ida y vuelta pronto quedaría en nada.

El juego perdió en intensidad. Recién a los 22 minutos y con un remate de Jara, los arqueros volvieron a tener protagonismo. La visita sintió el golpe de la lesión de Osvaldo Barsottini, quien debió salir del campo por lesión y darle su lugar a Oliver Benítez.

Hubo que esperar al final del primer tiempo para volver a contar con situaciones de gol. A los  40´ con un cabezazo de Ignacio Fernández, la visita inquietaba a Silva por segunda ocasión. Dos minutos después, el mismo jugador con un zurdazo potente avisaba nuevamente.

Para no ser menos, Cerutti respondió para el local con un disparo cruzado que contuvo bien Monetti. Pero nada más que eso. La primera parte se fue sin pena ni gloria, con muy pocos avances y con dos equipos que más que enfrentarse entre ambos simulaban tener otro rival: la imprecisión.

Ya en la segunda parte y con el ingreso de Diego Vera en reemplazo de Carlos Auzqui, Estudiantes de La Plata salió decidido en busca del triunfo. Primero a los 2´ con Román Martínez e instantes después en los pies de Cerutti, el Pincha mostró un poder ofensivo completamente distinto al de la primera mitad.

Vera se ganó el cariño del público luego de sus dos goles ante Boca y el tanto de la clasificación en el duelo con Gimnasia.

Al verse claramente superado por su rival, Pedro Troglio no esperó y optó por la entrada de Diego Nicolaievsky en reemplazo de Mendoza  para darle mayor dinamismo en ataque a su equipo. De esa manera, el entrenador visitante intentó sacar a su equipo unos metros más adelante.

Para no ser menos e inmediatamente luego de la variante en la visita, Pellegrino mandó a llamar a Joaquín Correa, quien no había sido de la partida por una fuerte contractura. El talentoso volante del Pincha ingresaba al campo para exigir aún mas a Gimnasia, que se veía endeble en el fondo.

El volante, en la mira de varios equipos del fútbol europeo, continúa demostrando todas sus condiciones.

A segundos de haber entrado a la cancha, el mediocampista tomó la pelota y envió un exquisito centro para Desábato, que cabeceó cruzado y a punto estuvo de abrir el marcador. Monetti se resbaló y quedó sin chances de controlar el desvió del defensor que rozó el palo izquierdo.

Minutos después nuevamente Correa fue el artífice de una gran jugada individual que a poco estuvo de ser gol, pero que Carrillo no pudo impactar entrando por el centro del área rival.

Gimnasia apostó a algún centro de Licht en la búsqueda de Vegetti, pero se veía superado por su rival. Hasta los 30 minutos de la parte final. Allí la visita notó el cansancio del Pincha y fue con todas sus armas para llevarse los tres puntos.

A los 32´ con un avance de Ignacio Fernández, y dos minutos después con un remate de Miloc que salió por encima del travesaño, el elenco de Troglio emparejó el partido y hasta superó a su rival, algo que minutos atrás resultaba impensado para cualquier espectador. 

A pesar de haber contado con un ritmo futbolístico superior al de la primera mitad, la segunda parte mostró la misma tónica. Pocas situaciones de gol y dos arqueros que a diferencia de otros clásicos casi no tuvieron participación.

Luis Álvarez pitó el final en La Plata. Fue empate sin goles en un clásico que sólo será recordado por haber sido el duelo posterior al vibrante choque por Copa Sudamericana vivido entre semana. De fútbol, poco quedará en la memoria de los 40.000 espectadores presentes. 

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