El partido en el Bosque tuvo un comienzo sin ninguno demostrando superioridad y con las imprecisiones de siempre. Y si bien la primera jugada le perteneció a Quilmes, la historia no estaba escrita. Los minutos fueron transcurriendo y Gimnasia empezó a generar chances de gol: al minuto 11 lo tuvo Pouso dentro del área pero la pelota nunca le quedó cómoda; dos minutos después un cabezazo del mismo jugador, tras un córner, que tapó Benítez; quien antes de cumplirse los 20’ salvó el arco tras la palomita de Álvaro Fernández.

El equipo de Pedro Troglio se afianzó en la cancha poco a poco, y aunque su principal falencia se daba en el carril derecho, con un Cabrera desequilibrante, al minuto 27’, el arco platense puso haber sido vulnerado.

El gol llegó al minuto 35 de la mano de Vegetti, que deviene de una gran jugada de Mendoza por izquierda hasta el fondo. Un cabezazo, desviado, de Barsottini en tiempo cumplido pudo haber sido el segundo gol, que le daría el respiro que tanto necesitaba el club albiazul.

El segundo tiempo fue en el que se vio la clara dominación del juego por parte del equipo local y las ansias de los tres puntos, de los seis que quedaban por disputarse.

El envión de Gimnasia se fortaleció en el minuto 6 con el segundo gol de Pablo Vegetti, nuevamente, quien momentos anteriores había puesto peligro en el área cervecera. Sin embargo, las jugadas colectivas del mediocampo son clave en el esquema planteado por Troglio, de cara a los enfrentamientos.

Más allá de la paridad que logró verse entre los equipos, los platenses demarcaron intensidad y seguían molestando en los espacios abiertos de Quilmes.

Menos de diez minutos faltaban para que el partido finalizara que, a raíz de una infracción en el área, el juez del cotejo cobra penal para el local. Quien lo ejecutó, y convirtió, fue Lucas Licht.

Fue un buen partido para el “Lobo”, dado que necesita sumar y alejarse del fondo de la tabla lo que más pueda. Supo sacar provecho de un rival devastado y hacer de ello un esquema efectivo, sin que el marcador peligre en su contra. 

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