Godoy Cruz venció a Belgrano por la mínima con un golazo de Pol Fernández de pelota parada. El Expreso viaja cargado de emociones y no se desvía del camino. La final se definirá en la última fecha. 

El Tomba comenzó el partido en modo topadora. Con su línea defensiva parada en el círculo central, el local se tiraba completamente al ataque y hacía replegarse en el fondo al rival. Sin embargo, le faltó efectividad a la hora de concretar alguna de las aproximaciones que generó. 

El paso de los minutos y la ansiedad, sabiendo que el rival directo estaba en ventaja casi desde los vestuarios, hicieron que el Tomba se desordenara en mitad de cancha y no pudiera establecer una buena conexión con la pelota en los pies, aunque aún así era superior al rival. La banda derecha era la predilecta para atacar, comandada por Luciano Abecasis y Fernando Zuqui, pero no estuvieron finos a la hora de dar el último pase.

Cuando los nervios ya se apoderaban de todas las almas presentes en el Malvinas Argentinas y parecía que el resultado no se iba a mover, un tiro libre en la puerta del área en el último minuto le dio la oportunidad a Pol Fernández de demostrar aún más su calidad y darle un grito de gol eufórico a todo el pueblo tombino. 

Los primeros minutos del complemento fueron una copia fiel a los de la primera etapa. Godoy Cruz pudo haber liquidado el encuentro tras grandes jugadas de Jaime Ayoví y Zuqui, pero la última línea cordobesa llegó en ambas ocasiones a desviar la pelota al corner.

El reloj avanzaba cada vez más y las emociones desbordaban el Malvinas Argentinas. Entre errados y salvadas, Pitana dio por finalizado el partido para el delirio de todos los presentes. 

En este y como en cada partido, merece un párrafo aparte Rodrigo Rey, amo y señor de los palos tombinos. Si bien tuvo un primer tiempo tranquilo y sin muchas interacciones, en el segundo tuvo que intervenir en más de una situación clara de peligro -una agónica sobre el cierre- y lo hizo con tranquilidad y con contundencia para mantener la valla en cero. 

Final más que emocionante con dedicatorias y posibles despedidas, infinitas sensaciones recorren los cuerpos de cada integrante de esta gran familia. Sólo queda una parada más, Expreso, una final clásica anticipada para asegurarse los pasaportes y poder ir en búsqueda de la página dorada de la historia de Godoy Cruz.