Con las ilusiones al orden del día, Huracán recibía a Atlético de Rafaela. Los triunfos en los amistosos de verano (incluido el 3-1 a San Lorenzo) y el buen rendimiento ante Caracas, generaban un gran optimismo en todos los quemeros.

Encima, el equipo de Burruchaga no tenía ningún nombre rutilante en la formación. Pero en el fútbol de hoy ningún partido es fácil: menos todavía para el Huracán de Domínguez.

Desde el minuto cero, el Globo se adueñó de la pelota. Obviamente, en el Ducó ante un equipo que buscaba rescatar un punto, debió hacerse protagonista. Es ahí donde está el principal déficit del equipo del ex central: cuando tiene que salir a buscar los partidos.

La Crema se refugió cerca de su área, para salir rápido de contra. Sin embargo, no había llevado demasiado peligro al arco de Marcos Díaz, hasta que Bogado cabeceó en su propio arco y el partido se complicó aún más para los quemeros.

El entrenador del Globo se cansó de la tenencia intrascendente de pelota y en el entretiempo metió dos cambios: sacó a dos creadores como Toranzo y Romero Gamarra e introdujo a Espinoza y Mendoza, buscando poblar el área rival de jugadores propios.

Con las modificaciones, Domínguez cometió un error. Al sacar a dos creadores, sólo quedó Montenegro en cancha. Pese a que fue el mejor del equipo, el Rolfi sólo no puede comandar a un equipo a esta altura de su carrera.

A medida que iba transcurriendo el encuentro, Huracán se iba quedando sin recursos. Y así llegó el final, con un Montoya que volvió a su casa casi sin transpirar por el poco peligro que le llegó.

El Globo deberá mejorar su faena para pelear por cosas importantes, sino deberá conformarse (otra vez) con zafar del descenso. ¿La buena? Tiene tiempo. Recién es la primera fecha; pero debe replantearse sus objetivos.