En los últimos dos años Huracán logró codearse contra los clubes más grandes de América. Hace un par de temporadas, este hecho era una utopía pero las grandes campañas del Globo lo llevaron a volar alto, muy alto.

Los equipos brasileros no pudieron ganarle: igualó en el Mineirao y venció al Cruzeiro en el Ducó. Los mismos resultados consiguió ante Sport Recife. Los peruanos de Alianza Lima y Sporting Cristal también fueron superados.  Además, los hermanos uruguayos de Defensor Sporting y Peñarol corrieron la misma suerte. No pudo el Universitario de Sucre boliviano, con quien igualó los dos encuentros. El Mineros venezolano fue la gran piedra en el zapato, pero al Caracas lo venció y le valió el acceso a esta Copa Libertadores.

Sin embargo, hay un país con el que la balanza queda negativa: Colombia. Independiente Santa Fé se quedó con la Copa Sudamericana frente al Globo, una herida aún latente en el pueblo quemero. Es cierto, los leones rojos no superaron a Huracán, pero la lotería de los penales les otorgó el trofeo (los dos encuentros terminaron con un cero en el marcador).

En esta edición de la Libertadores, los de Parque Patricios volvieron a cruzarse con un equipo de tierras cafeteras: Atlético Nacional cayó también en el grupo 4.

Los Verdolagas demostraron todo su potencial al ganar el primer partido del torneo en el Ducó por 2 a 0, ante un Huracán diezmado por el accidente sufrido previamente en Venezuela.
El Globo viajó al Atanasio Girardot para cerrar su clasificación ante un ya consolidado candidato a quedarse con el trofeo,  y logró su cometido al igualar en 0.

Los dos clasificaron, pero uno quedó como mejor primero y el otro como peor segundo: el destino los volvió a cruzar en octavos de final. 

La ida en el Ducó repitió resultado de su último partido previo: 0 a 0. Este martes, nuevamente en el Atanasio, Huracán tiene la oportunidad de lograr otra histórica clasificación ante el mejor conjunto de la Libertadores.

Para eso deberá romper la racha y conseguir su primer victoria ante equipos colombianos. Si quiere lograr su cometido,  tiene que quebrar una segunda racha adversa: marcarle algún gol a un club proveniente de las tierras del café.