Fue un partido memorable. Los ocho goles combinados con la incesante lluvia dieron una pincelada épica. Independiente venció este sábado a Quilmes 5-3 en Avellaneda. Fue una verdadera prueba de fuego para el equipo de Almirón, el cual volvió a defender mal pero también repitió su poderío ofensivo.

En el comienzo del partido, Independiente volvió a demostrar las mismas falencias defensivas que en todo el torneo. El equipo de Almirón perdió por las bandas con los flojos Villalba y Valles. Así a los diez minutos ya estaba detrás en el marcador por un gol de Sarmiento.

Tras el mismo, el dueño de casa intentó por los costados pero le faltó profundidad. El empate llegó gracias a un claro penal sobre Lucero que tardó en pitar Echenique y, el cual, Rodríguez cambió por gol con una gran ejecucióin para el 1-1. Luego de ponerse la historia en tablas, al Rojo le siguió costando llegar al fondo y cada vez que perdió la pelota en ataque, los corazones en el Estadio Libertadores de América se paraban por el flojo marcaje local.

En el complemento ingresaron Pizzini y Pisano, quienes aportaron la cuota de juego que faltaba. Desde el ingreso, el ex Chacarita volvió locos a Suárez y López dada su calidad para desbordar. De hecho, el segundo penal para el Rojo llegó por una falta de Suárez por la impotencia para frenar al volante por derecha y nuevamente Rodríguez convirtió para dar vuelta la historia.

Cinco minutos más tarde Pisano volvió a imponerse en la derecha y sacó un remate que Dulcich no pudo controlar. Al rebote llegó Riaño para el 3-1 que parecía ser lapidario.

Pero Independiente volvió a flaquear en defensa. Ya sin Valles pero con una mala noche del joven Breitembruch (dio el penal con el cual Klusener marcó el 2-3) y una pésima de Villalba, las bandas fueron las vías de ataque Cerveceras.

Como si todo esto fuese poco, Tula se lesionó el brazo izquierdo. Ya que no había cambios, el central terminó jugando de nueve como lo hizo alguna vez Gerlo en River. Sin contención atrás, con un Bellocq que tampoco ofreció seguridad en el mediocampo, Quilmes empujó y empujó hasta que se encontró con el 3-3 tras un mal despeje que aprovechó Jonathan Zacaria.

Ahí fue cuando Independiente dio una muestra de temple. Las piernas no daban más por el “hombre de menos”, la intensa lluvia no aflojaba y los dirigidos por Quatrocchi se conformaban con el empate. La garra daría el premio ya que, tras un córner, Riaño la calzó de volea para el 4-3 que desató el delirio Rojo.

El cierre fue para el desahogo e ilusión: Independiente tuvo la pelota y en un desborde del Rolfi, Mancuello definió con clase tras amagar a Dulcich para sentenciar 5-3 el cotejo en Avellaneda.

De esta manera, Independiente ahora espera por una ayuda de Arsenal este domingo. Si el Viaducto logra al menos empatar con River en Sarandí, el conjunto de Almirón irá el próximo fin de semana al Monumental con la chance de salir líder de Núñez. Una vez más faltó juego y marca, pero la entrega del equipo es digna de resaltar. A soñar…

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