Un 2015 que dejó la salida del director técnico Jorge Almirón y la llegada de Pellegrino. Con buenos refuerzos que llegaron y la ilusión totalmente renovada, todo era color de rosa con la racha invicta que encadenó el equipo con el nuevo entrenador.

La pelea por el título era una idea muy esperanzadora pero la clasificación directa a la siempre tan deseada Copa Libertadores surgía como un objetivo más terrenal. Hasta que los baños de agua fueron sucediendo y el propio equipo se fue cerrando las puertas a la competencia más importante del continente. Ya eliminado de la Copa Argentina y fuera de la posibilidad de entrar directamente, la última chance era la Liguilla: eliminación ante Racing en la final y adiós a una nueva oportunidad de jugar la Copa. Año para el olvido y a empezar de nuevo.

Ya en el 2016, la dirigencia hizo una limpieza total del plantel y se fueron más de 20 jugadores, incluyendo a dos jugadores importantes como lo fueron Federico Mancuello y Matías Pisano. Por el otro lado, tuvo un buen mercado de pases e incorporó a cuatro jugadores importante, entre ellos, el ídolo Germán Denis.

A pesar de que el resultado en el superclásico no fue el mejor, el grupo tiene la confianza de lograr plasmar la idea de juego ordenada del DT, que ya en más de una ocasión el equipo la ha logrado pero le falta la consistencia y la actitud para afrontar los momentos claves. Todo el pueblo Rojo apoya pero a la vez espera que este sea el año en que no se escape el campeonato. Para que de una vez por todas esto sea la catapulta para regresar a los primeros planos, que es donde Independiente merece estar, el lugar del Rey de Copas