Todo estaba inestable, y terminó de alborotarse con aquella actuación ante Independiente Santa Fe por Copa Sudamericana. El arquero falló su primer penal, el más importante de todos los ejecutados y luego fue gran responsable del gol colombiano. Aquella derrota acabó con gran parte de las aspiraciones del club en el torneo continental, pero se esperaba hacer borrón y cuenta nueva en el siguiente torneo.

El Ruso debía ganarse al público. Sabía que estaba en el ojo de la tormenta. Comenzó con buenas actuaciones ante Belgrano y Godoy Cruz, y no pudo hacer nada en la derrota contra Rosario Central. Pero el detonante llegó en la cuarta fecha, en el clásico ante Racing. Independiente ganaba 1-0 y sobre el final, Lisandro López lo empató con una chilena formidable. El tiro fue inatajable, pero el arquero ni se tiró. Sólo atinó a levantar la mano para pedir jugada peligrosa. Más allá de la intención de reclamar, lo cierto es que nada hubiera evitado que el balón toque la red. Su figura con el brazo levantado se viralizó por todas las redes sociales como motivo de burla.

Mauricio Pellegrino decidió mantenerlo como titular, y aquello tenía lógica, puesto que ante Racing no hubo un error conceptual o técnico. No obstante, en el parejo clásico jugado en El Monumental, el capitán no pudo contener un cabezazo de que parecía simple. Dio rebote y Lucas Alario no perdonó. Pudo ser triunfo, pudo ser empate; pero fue derrota y la situación no daba para más. Aquello fue lo último del Ruso Rodríguez como titular, y quizás en Independiente: todo indica que a pesar del deseo de Gabriel Milito, el arquero buscará nuevos rumbos. Si se concreta, será el alejamiento del único que atravesó el camino a la B Nacional y también el regreso a Primera División.

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