Junto con Cuesta y Tagliafico, Diego Vera viene siendo el jugador más regular de Independiente en el último año. A veces acompañado por un delantero más de área como Leandro Fernández y otras con dos rapiditos por los costados; a veces más abastecido y otras tirándose muy atrás para poder hacer contacto con la pelota. Vera siempre se las arregla para tener un par de jugadas destacadas por partido. No obstante, luego de su insólita lesión durante ese par de partidos frente a Racing, no ha sido el mismo, le costó volver a su mejor nivel.

Vera no es un 9 clásico que suele estar estático dentro del área como Denis o uno con más velocidad y habilidad como Fernández, al uruguayo lo podríamos ubicar en el medio de los dos. Puede utilizarse a Vera como pivot, tirarle una pelota por arriba para que se la baje a los volantes que llegan o bien tirarle centros desde los costados para que pueda conectar algún cabezazo. Pero también el oriental tiene la particularidad de tirarse atrás, armar juego y hasta meter alguna asistencia de vez en cuando. Así como también sacrificarse por el equipo y marcar a los defensores y volantes rivales como si fuese un 5 de nacimiento.

En el partido de ayer ante Sarmiento el 9 del Rojo hizo todo eso que mencioné en el párrafo anterior. Corrió a defensores y mediocampistas rivales, bancó la marca cuando los centrales de Independiente se veían obligados a tirar un pelotazo, se tiró atrás para juntarse con el Cebolla Rodríguez y generar un espacio en el medio del ataque que podía ser aprovechado por Rigoni o Meza y por último apareció al borde del área chica para aprovechar con una definición exquisita la buena pared entre Meza y Tagliafico y el posterior centro atrás del ex Gimnasia de La Plata.