Con un marco excepcional y un público esperanzador de que la situación se revierta, el Granate recibió al conjunto guaraní con la intención de quedarse con la victoria que le permita avanzar a la siguiente ronda. El resultado de la ida (1-2) no parecía imposible de cambiar; si ganaba 1 a 0, ya estaría clasificado por el bonus que significa marcar de visitante.

Lo que nunca imaginó Lanús fue que sería su propio enemigo. Con el partido recién arrancado, la defensa fue de lo peor. Tal así que, antes de llegar al minuto de juego, una serie de desprolijidades en el fondo, sumado a la gran presión de los paraguayos, habilitó a Óscar Romero para que defina sólo ante la salida de Marchesín y abra el marcador, para dar la sorpresa de la noche.

Y no fue el único desacierto que cometieron. Hubo dos más, con pases hacia atrás que generaron desconcierto en la defensa; una termina con el arquero granate dándole un puntinazo a la pelota que, afortunadamente, rebota en la cabeza del delantero, pero fue todo anulado por un mano; la otra, una cadena de errores que sirvió para que Cerro Porteño cree un contraataque inesperado, aunque fuese despercidiado.

Para sumarle más condimento al partido, el árbitro le perdonó la vida a César Benítez tras mostrarle la tarjeta amarilla por un corte a Lucas Melano cuando se escapaba, desde la mitad de la cancha, directo al arco.

El Granate no encontró en sus delanteros la llave de gol. Con Melano desentendido y un Silva impaciente, como de costumbre, que se desesperó por empatar a tal punto de llegar a reventar una pelota al borde del área chica, mandándola afuera del campo, cuando con empujarla era suficiente para liquidar al arquero Barreto. Fueron Ayala y Romero, los que empezaron a disparar desde afuera del área para tratar de descontar en el resultado global.

Lo que tampoco imaginó Lanús, ni Cerro Porteño, ni nadie, es que el goleador sea un defensor. Y no precisamente por una jugada parada, sino que en pleno movimiento y con arranque desde la mitad de cancha, a toda velocidad para pasar a sus rivales al mejor estilo maradoniano: Diego Braghieri encontró un pase por el centro del campo y se mandó a buscar los espacios. Pasó a varios jugadores, la tiró larga y, sin ángulo, definió ante la salida del portero para estampar el empate más inesperado.

En el complemento, el rumbo del encuentro fue diferente. Los dirigidos por Astrada parecían que necesitaban el resultado, mientras que los de Barros Schelotto se mantuvieron cautos a la espera del momento oportuno para atacar. Aunque, desde el arranque, Romero se animó al arco con un remate desviado desde adentro del área.

Cerro Porteño contó con tres jugadores claves para el armado del juego: con Dos Santos en el mediocampo, que conectó a todas las líneas del equipo, Romero que lo seguía en la escala de ordenamiento, transformándose en un delantero más, y Ortigoza, que generalmente finalizó todas las jugadas de riesgo para el conjunto guaraní.

La jugada que más resumió el encuentro transcurrió a los 73: Romero de Lanús, dispara a puerta desde afuera del área, el arquero Barreto tapó con sus pies y forma un contraataque que agarra a la defensa granate mal parada para terminar la jugada con Ortigoza, después que la pelota haya pasado por los otros dos compañeros esenciales, que sacó un disparo fortísimo que reventó el poste izquierdo de Marchesín.

Esa escena lo dijo todo. El local, liderado por Romero, no pudo convertir por el accionar de su rival. Mientras que la visita, con el tridente ofensivo, no extendió la brecha debido a factores de mala suerte.

Los últimos minutos del encuentro, mostraron a Lanús apresurado, bajo la presión del público que no quería quedarse afuera tan rápidamente, en búsqueda del gol que lo llevara a los penales. Desafortunadamente para el Granate, no pudo ser y el resultado global benefició a Cerro Porteño que ahora, espera en cuartos por el ganador de Capiatá y Boca Juniors.