Aburrido y chato por momentos, pero frenético por otros. El partido tuvo vaivenes que favorecieron a los dos, alternándose, aunque ninguno fue ampliamente superior en el análisis global. Sin embargo, las circunstancias y los goles le dieron a Lanús el pasaje a la siguiente fase, donde espera por Gimnasia de La Plata o Aldosivi.

En el juego se notó claramente dos estilos diferentes; el local intentaba ser vertical por los extremos, mientras que la visita ocasionaba oportunidades por el centro generalmente. Los pases en profunidad también fueron uno de los recursos utilizados por el Granate, que aprovechaba la conexión entre el Lautaro Acosta y Víctor Ayala por la derecha para terminar las jugadas lo más próximo al corazón del área.

De hecho, así fue cómo llegó el primero: a los 23, centro del paraguayo Ayala para que Aguirre ponga la cabeza y cruce la pelota al otro palo. Mientras, a Newells le costaba penetrar a su forma e intentaba con algunos remates desde lejos de Hernán Villalba.

En el tramo final de los primeros 45, esta vez desde la izquierda, un centro de Junior Benítez que no pudo conectar el Pampu González en el punto penal argumentaba el estilo de Lanús, que se adueñó en el mediocampo con el equilibrio de Matías Fritzler en el círculo central y el enganche de Román Martínez para conectar los volantes con los delanteros.

Por si eran escasas las muestras del juego de Lanús, el complemento comenzaba con un centro desde la derecha para que Marcos Cáceres desvíe la pelota al arco y estampe el 2-0. Al tiempo, un ataque sobre la izquierda del Laucha Acosta, derrivado en el área, finalizaba en penal y la posibilidad de ponerse 3-0, pero Román Martínez erró y le puso suspenso al partido.

Inmediatamente, Newells reaccionó con su impronta y, desde plena medialuna contraria, Denis Rodríguez sacaba un disparo ante la marca de 5 hombres donde el arquero Ibáñez nada pudo hacer para evitar el descuento. Minutos más tarde, nuevamente Denis Rodríguez intentaba con otro remate desde el centro, pero más lejos, que se fue desviado.

A los 22, Hernán Villalba veía la segunda amarilla y dejaba a su equipo (que perdía) con 10 hombres. El panorama y la estrategia cambiaría, aunque Lanús no supo aprovechar ese jugador de más para encontrar los espacios: en Newells ingresaba Mateo, por Tévez, para asegurar el mediocampo y en la ofensiva Boyé quedó solo como punta, acompañado por las subidas de Maxi Rodríguez.

Recién en los últimos instantes, Lanús pareció encontrar la fórmula para aprovechar el hombre de más, aunque por lapsos sufrió con llegadas de la Lepra. Pero el encuentro ya se desvanecía al ritmo del juego que se desarmaba y Beligoy señalaba el punto central para dar por finalizado un partido que pudo haber sido goleada, aunque terminó con un ajustado 2-1 y la clasificación del Granate a la siguiente fase.