En la tarde de ayer, Olimpo debutó sin goles, ante su gente, en un encuentro que dejó mucha tela para cortar pero pocas ocasiones para contabilizar.

Como uno de los puntos positivos que dejó el partido, podemos destacar que la imagen del "Aurinegro", mejoró notoriamente con respecto a la pobre actuación que había demostrado ante Unión. Asimilándose mucho más a la idea que el equipo había demostrado en la extensa pretemporada de casi tres meses: mayor volúmen de juego, intensidad defensiva y una actitud con la cual, de seguro, lo llevará a muchas más victorias que derrotas.

Dentro de los puntos sobresalientes de los dirigidos por Cristian Diaz, podemos destacar a Tellechea y Mansilla, quienes se entendieron muy bien y lograron atorar la salida de los centrales, manteniendo la presión defensiva en un punto que complicó los 90 minutos a la visita y generó que el actual campeón del fútbol argentino se viera obligado a retroceder constantemente y comenzar las jugadas dese su guardameta, quien (dicho sea de paso), se dedicó más a consumir segundos de juego que a asistir de manera positiva a sus compañeros.

Una de las mas claras, y escasas, situaciones con las que contó el local, llegó a los 35 minutos del primer tiempo, gracias al resultado de una estrategia de juego que se estudió durante toda la semana: Pérez presionó en el área rival, derivando en un centro de Tellechea que Mansilla definió mordido con su pierna derecha, lo que causó que Monetti contuviera sin mayores problemas. Luego de esto, la primera mitad del encuentro terminó sin mayores situaciones.

Ya en la segunda parte, el factor físico y mental comenzó a pesar en mayor medida en los locales, que a sabiendas de la necesidad imperiosa de sumar unidades para evitar complicarse con el descenso, comenzaron a sacrificar energía de ataque por fortaleza defensiva. El ingreso de Pérez Guedes, le devolvió aire y le aportó una pizca de oficio de carrilero a esa franja, lo que le dio a Olimpo el aire suficiente como para contar con una ocasion clara más, mediante un centro de Sacks que fue punteado por Pizzini y atrapado en dos tiempos por Monetti. Mientras que, la pierna izquierda de Champagne salvó un contragolpe que nació en un error de Villarruel. Evidentemente, el ida y vuelta tampoco sirvió para romper el 0-0 final.