La jugada arranca detrás de la mitad de cancha, la lleva el “turco” García, que suelta un pase largo sobre la derecha para Lopez, quien la cede hacía atrás para la llegada del “loco” Dalla Libera, que tira un centro, pasado, para Juan Ramón Fleita y sacando el mejor recurso de la galera, se eleva en el aire e impacta la pelota con la pierda derecha, cambiándole la trayectoria al balón y dejando a Chilavert a contrapierna. Se infla la red, él extiende los brazos, sale disparado hacia donde estaba la gente y se cuelga del alambrado, se besa el escudo, lo festeja con el pueblo académico. Fleita no solo hizo el 2-0, sino que acaba de convertir el mejor gol de los 90.

Un gran delantero, “el hombre de las mil definiciones”, le decía Victor Hugo Moralez. 27 goles con la casaca de La Academia. Y este es el más recordado, quizás junto con el de rabona que hizo un par de años después. 

Tarde memorable aquella del 21/11/1993. Para los que no lo pudieron ver, el marco era impresionante. Despejado, y las tribunas rebosantes de gente. La Academia ya ganaba 1-0, pero le costaba encontrar el segundo tanto, el de la tranquilidad. Una contra bien comandada, que derivó en el centro, pasado, pero preciso. Preciso para la pirueta que imaginó en su cabeza, en una fracción de segundo y que pudo llevar a cabo a la perfección. 

Ese día quedó en la retina de los hinchas, aún se lo recuerdan al "lagarto" cuando lo cruzan por la calle, y no por la victoria, sino por tremendo gol. Dificil encontrar un gol similar en los años siguientes, quizás se asemeja a uno de Viola a Colón, por la pirueta. Pero no es lo mismo, difícil de explicar por qué, pero no es lo mismo.