Se le está acabando la cuerda a Diego Milito, y los hinchas de Racing Club lo saben. Se les va el gran ídolo, pero tienen con qué ilusionarse: Lisandro López, otro abanderado del club que supo brillar en Europa, tiene todavía para tirar del carretel. Justamente, hoy, ante Atlético Mineiro, lo demostró con un partido sublime, a pesar de la derrota del equipo.

Goleador de élite, se sacrificó con un juego más de falso nueve que de clásico, intentando ayudar a Óscar Romero en la generación de juego, abriendo la cancha y poniendo el toque de calidad y experiencia que se necesita en esa zona de la cancha.

La entrada del Príncipe Milito, que jugó su última Copa Libertadores, ayudó al delantero a ser más definidor, ubicándose como referencia de área, dejando que se retrase el '22' y con Gustavo Bou (ingresó por Ricardo Noir) desbordando e intentando entrar desde las bandas.

Alrededor de 10 jugadas de real peligro tuvo Racing, en todas participó Licha. Para completar, metió el gol del empate transitorio con el que la Academia conseguía el pase a cuartos de final. Sin embargo, con merecimientos no se gana, y el equipo de Facundo Sava se quedó en las puertas de la gloria.

Cómo aprovechar las chances, con Nelson Ibáñez

El equipo que iba a enfrentar al Mineiro ya estaba casi confirmado, cuando comenzó a circular un terrible rumor: Sebastián Saja no podría atajar en este partido tan decisivo para el hincha de Racing. Entre lamentos de los fanáticos, el histórico portero quedaba descartado. Comenzaba a aparecer la figura de Ibáñez.

Sin muchas oportunidades, estando a la sombra de un monstruo como es el Chino, el arquero estaba ante una chance única de demostrar que puede ser titular. Recibió dos goles, pero dejó una gran imagen salvando de más de un disgusto a su equipo, especialmente, ya sobre el final, cuando le atajó de forma increíble un penal a Lucas Pratto, estirándose muy bien sobre su costado derecho.