Un partido de Copa internacional, en el estadio Monumental. Revancha. A jugar con todo desde arranque, nada de especulaciones. Así fue el espectáculo que brindaron River y Godoy Cruz. El Tomba, con la necesidad de remontar el 0-1 de la ida; la Banda para mantener su idea de juego y continuar con su racha en su estadio.

El Millonario impuso desde el vamos su hegemonía futbolística al servicio de la recuperación, la presión, los toques de primera para desarticular las líneas del elenco mendocino. Pero fue un elenco bipolar: letal en ataque, con los dos goles de Rodrigo Mora tras dos jugadas colectivas extraordinarias; endeble en defensa, dejando varios espacios. Si Godoy Cruz no marcó fue por la falta de efectividad de sus delanteros y porque Barovero también hizo lo suyo y tapó un mano a mano notable a Tito Ramírez.

Godoy Cruz pagó carísimo dilapidar tantas ocasiones nítidas de gol.

Al conjunto de Marcelo Gallardo le costó llegar a la primera conquista, pero cuando lo hizo, tomó al confianza que necesitaba para ir empezando a cerrar la llave y jugando con la desesperación de los dirigidos por Carlos Mayor, que ya había caído dos veces ante el mismo rival, y salió a jugar de igual a igual, trasladando la pelota lateralmente por medio de López y Fernández, para el siempre amenazante Tito e incluso teniendo superioridad en el mediocampo. Sin embargo, los goles los hizo River y eso es lo que importa en una serie copera.

Dos goles en el primer tiempo liquidaron la serie. Efectividad plena.

En el complemento, jugado al 100 %, Mayor hizo dos variantes ofensivas y González tuvo el descuento, pero definió mal. Pecado capital del Bodeguero, que se las ingenió para vulnerar a la defensa millonaria pero pagó carísimo su pólvora mojada. Durante los primeros 10´ del ST fue todo de Godoy Cruz, pero el Millo, jugando de contragolpe, daba la sensación que convertiría el tercer gol en cualquier avance certero.

Con tres goles de diferencia en el global, fueron consumiéndose y el Tomba no lograba convertir el descuento de la esperanza para revertir la serie. Gallardo movió el banco y, como de costumbre, puso en cancha a Lucas Boyé y Tomás Martínez para darle frescura al equipo, entendiendo que la eliminatoria estaba liquidada.

El Tomba fue con orgullo a buscar el descuento, pero lo mató el desacierto a la hora de definir.

El encuentro se planchó, y solo Carlos Sánchez le aportaba dinámica al encuentro, encabezando picantes contras que encaraban Boyé y Martínez que, en un contexto totalmente favorable, dieron pizcas de su talento floreciente en la elite competitiva.

En el último cuarto de juego, el dueño de casa pudo haber convertido. Tuvo varias chances que no pudo concretar, adueñándose de los hilos del juego, avallasante, insaciable, demoledor, frente a Godoy Cruz, que bajó los brazos y no pudo ni siquiera marcar el gol del honor para despedirse de la competencia.

Estadísticamente, a pesar del 3-0 global para los de Núñez, marcó lo que fue el partido, que tuvo en gran parte como dominador al conjunto de Mendoza: Godoy Cruz tuvo mayor posesión de pelota (54%), dio 438 pases (River efectuó 365) y tuvo un 71% de efectividad. Números que en el resulatdo no se plasmaron, claramente.

River, al final, pudo haber ganado por tres o cuatro goles de diferencia.

River ya está en octavos de final de la Sudamericana. Dando cátedra en ofensiva, dejando serios interrogantes en defensa, que deberá mejorar para seguir con vida en la Sudamericana. Tiene la receta, tiene los intérpretes, tiene la fórmula del éxito. Doceava victoria en el Monumental. 18 partidos invicto. Dos goles en contra en 13 partidos y el ánimo por las nubes. Libertad lo espera en octavos.

Estadísticas vía @Argen_stats.