El Millonario entró al Monumental con una confianza plena. Con el 3-1 obtenido en la ida en Paraguay, prácticamente jugaba la revancha por protocolo y hasta Marcelo Gallardo se dio el lujo de hacer una rotación y resguardar a Rodrigo Mora, Leonardo Pisculcihi y Jonathan Maidana.

Gallardo apostó a la rotación, con la ventaja de dos goles.

Libertad, por su parte, con la obligación de meter sí o sí tres goles mínimo en Núñez, fue a atacar, pero con un orden y aprovechando las deficiencias en la marca riverplatense, ya que por medio de pelotazos dejaban mano a mano a sus delanteros con el último jugador (con una ocasión nítida de Bareiro, que tapó Marcelo Barovero).

En un tramo del primer tiempo, River tocó, presionó y distribuyó como de costumbre, hasta Sebastián Driussi tuvo una chance neta de convertir. Los defensores pasaban al ataque, cosa muy riesgosa porque el Gumarelo apostaba al contragolpe rápido y además dispuso de pelotas paradas, provocadas por desatenciones del fondo millonario.

Libertad tuvo una chance nítida con el partido 0-0, y nada más.

No obstante, Libertad entró en el juego brusco, motivo por el cual antes de la media hora se iba a ir expulsado Bareiro por un irresponsable codazo a Ariel Rojas. Con 10 hombres, con la obligación de levantar un 1-3 y de visitante. Con ese panorama, continuaba el encuentro

El dueño de casa lateralizaba el juego con criterio y hasta lujos, peor le faltaba el último pase para generar peligro al arco rival. Además, los juveniles Driussi y Lucas Boyé no estaban lúcidos para descargar y soltarse, en un contexto más que favorable.

Y con todo a su favor, River pudo saciar su hambre de gol, con un remate de Carlos Sánchez, palo, remate de Gabriel Mercado que Muñoz sacó adentro y Sánchez de nuevo para "asegurar". Pero fue del chubutense, para prácticamente sellar el pasaporte a cuartos de final. Antes del primer tiempo, Driussi falló lo que era el 2-0.

Una imprudencia de Bareiro dejó con 10 a Libertad. River no perdonó y se fue al descanso ganando.

Los arguementos de River: orden, circulación de pelota, dejar que el cronómetro haga su trabajo, mientras que el Gumarelo no tuvo respuestas físicas ni anímicas para revertir la situación. Encima, con 10 jugadores.

En el complemento, el Millonario no sacó el pie del acelerador y fue con todo a buscar la segunda conquista, con el rival en las cuerdas, que atinaba a algún balón detendio, con más orgullo que fútbol, a buscar el milagro.

El Muñeco, con viento a favor y para resguardar piernas, sacó a Teo y Rojas y puso en el verde césped a Giovanni Simeone y Tomás Martínez. Y unos minutos más tarde, Augusto Solari por Mercado. De esta manera, salvo Barovero, Mercado, Vangioni y Ponzio, todo un equipo formado en la cantera riverplatense.

River terminó con 7 jugadores formados en las inferiores.

El segundo tiempo corría a ritmo vertiginosos, con el equipo de Asunción prácticamente entregado a la circunstancia y rogando que la brecha no sea más amplia.

Con el fútbol de los chicos de las divisiones inferiores, River intentó por todos los medios el segundo tanto. Lo tuvo Boyé y el palo se lo negó, Solari llegaba al área y todos los rebotes eran del local pero el tanto no llegaba. Hasta que en el último suspiro, apareció Gio Simeone, que al igual que en Paraguay entró fresco y puso el moño: 2-0, 5-1 en el global y clasificación a los ocho mejores de la Sudamericana.

River llegó a los 27 partidos sin conocer la derrota y la 17° victoria en los últimos 19 partidos disputados en el Monumental. Más números: cuarta victoria consecutiva en copas internacionales, cosa que no sucedía desde la fase de grupos de la Copa Libertadores 2005 (con Leo Astrada en el banco; fueron 5 al hilo).

En cuartos de final del certamen lo espera Estudiantes que barrió a Peñarol en el Centenario. Pero el Pincha ya tenía rival antes de jugar, proque River aseguró su pasaje en Asunción la semana pasada. Lo de hoy fue el check-in.