"Que jueguen los pibes", decía Rodolfo D´Onofrio cuando le planteó a Ramón Díaz el armado del equipo para afrontar la segunda mitad de 2014, dada la lesión de Fernando Cavenaghi, la ida de Daniel Villalva, la incertidumbre de Teo Gutiérrez (que se quedó) y encima porque Rodrigo Mora debía regresar de su préstamo (tiene una muy mala relación con Emiliano Díaz). Con ese panorama, el Pelado dio un paso al costado.

La incertidumbre de quienes iban a hacer los goles se disipó con Marcelo Gallardo, que con un plantel reducido y solo con juveniles como alternativas, se las ingenió bien entre torneo y Sudamericana: 34 goles en 16 partidos (sin contar Copa Argentina), de los cuales cuatro fueron convertidos por los chicos que recién empiezan a foguearse en Primera.

Ése fue gran constraste con el equipo campeón del torneo pasado, que si bien solo afrontaba una competición, los juveniles quedaron en segundo plano, sobre todo por su performance en 2013 (Sebastián Driussi y Giovanni Simeone, más Federico Andrada, que se fue a Metz).

En esta versión gallardesca, el producto de las divisiones inferiores cotiza en alza, con goles y apariciones resonantes para acompañar o sustituir a Teo Gutiérrez, Rodrigo Mora y Leonardo Pisculichi, los hombres de área de experiencia y jerarquía consagrada.

El primer caso es el de Lucas Boyé, que jugó en este semestre 18 partidos alternando entre los titulares y suplentes. Convirtió un gol, en el 3-1 a San Lorenzo. Gran técnica, aunque le falte pulir detalles en el mano a mano para soltarse y ganarse un lugar.

Otro de los jugadores que empezó a tener más presencia es Tomás Martínez, enganche y armador de juego. Si bien aún no anotó goles, dio dos asisencias: a Boyé ante San Lorenzo y a Teo en el 4-0 a Godoy Cruz, en una jugada espléndida con tres paredes.

Asimismo, tomó protagonismo Gio Simeone. El Cholito, que supo marcar dos goles en el Torneo Inicial 2013 (a Tigre y Olimpo), era uno de los resistidos porque no lograba aumentar su promedio de gol, aunque el año apsado River estaba en un momento complicado y de poca tolerancia. El hijo del entrenador de Atlético Madrid sumó rodaje y goles en la Reserva y se cargó a Libertad en Asunción y en el Monumental. "Me da confianza convertir", repite el 9 de la Copa Sudamericana.

Olé

Más goles made in River: Sebastián Driussi, que comenzó a dar sus primeros pasos con Ramón Díaz, volvió al primer equipo y si bien es delantero de área, Gallardo ha apostado a ponerlo como volante por derecha y enganche. Mal no le fue: gol clave a Libertad en Paraguay, bautismo en la red.

Pero no todo es goles y delanteros. Gallardo también le dio su espacio (obligado por las circunstancias, como lesiones, suspensiones o convocatorias) a otros muchachos del club que ocupan otras posiciones, como Guido Rodríguez haciendo las veces de Ponzio (en imagen), Augusto Solari reemplazando a Sánchez o Mercado en la banda derecha y en el fondo la grata aparición de Emanuel Mammana en caso que no esté disponible Maidana.

Confianza y el contexto favorable son las claves para que los frutos de la cantera rinda y logren maduración en la máxima competencia, con el estímulo que su aporte no es para lograr copas de verano, sino por la gloria misma.

El futuro ya llegó. Los goles, también. Tal vez en el plantel no hayan jugadores del calibre de Javier Saviola, Pablo Aimar, Andrés D´Alessandro, Radamel Falcao o Gonzalo Higuaín, pero pueden lograr algo que ninguna de esas cinco estrellas logró: levantar un trofeo internacional con la banda roja. ¿Se darán ese lujo?