En este momento del año, donde el cansancio empieza a jugar su papel preponderante y el nerviosismo es más fuerte que cualquier táctica, se definen cosas importantísimas en el mundo River, que tendrá como recompensa ser bicampeón del fútbol argentino y lograr una copa internacional luego de 17 años de espera.

Marcelo Gallardo, apenas asumió, vio cómo se desmantelaba el plantel campeón y cómo llegaban jugadores que, sin mucho renombre y mirados de reojo por la mayoría de los hinchas, resultaron ser determinantes, como Carlos Sánchez, Rodrigo Mora y Leonardo Pisculichi. Ellos, más los juveniles y la base del campeón del Final lograron llegar a la recta final de noviembre como punteros del campeonato local y a una victoria de llegar a la final de la Copa Sudamericana.

Sin embargo, el principal enemigo del Muñeco no es el desgaste ni la presión generada sobre su equipo, al que, según el propio DT, "le exigen más que al resto" (entendible por lo que su elenco demostró a comienzo de semestre, un fútbol de alto vuelo). No es eso, sino disponer de un plantel absurdamente corto para afrontar y pelear hasta el final doble competencia.

Para el partido más importante del campeonato, River visitará mañana en Avellaneda a Racing, que viene en levantada y con uno de los goleadores del campeonato, que es Gustavo Bou (con pocas oportunidades en el Millonario). Y Gallardo convocó a mayoría de suplentes y juveniles (potenciados por el regreso de Fernando Cavenaghi), guardando a casi todos los titulares para la revancha copera contra Boca.

¿Hace bien Gallardo? Por un lado sí, porque le dará rodaje a un equipo alternativo que deberá mostrar lo mejor de sí para tener consideración en el futuro, y de paso los titulares llegarán descansados para el Superclásico del jueves en el Monumental (que River deberá ganar o ganar).

La contracara es que el partido en el Cilindro definirá gran parte del título y River no tiene margen de error, ante un adversario que jugará con todo el apoyo de su gente y en busca de un título que se le niega desde hace 13 años (la última alegría de la Academia, Apertura 2001). Poner suplentes es arriesgar, pero tampoco el Muñeco cuenta con una base alternativa competitiva. Se deber arreglar con lo que tiene y velando por la recuperación de sus futbolistas (Rodrigo Mora y Jonathan Maidana).

Haciendo cálculos, la Banda llegando a 40 puntos es campeón, es decir, sacando 7 de los 9 en disputa, sin importar los resultados de los demás (un empate ante Racing y ganarle a Banfield y Quilmes, por caso). Claro que eso es solo especulación, y la realidad es que este fecha River necesita salir victorioso.

A lo largo del semestre el cuerpo técnico tuvo que lidiar con las suspensiones, lesiones y convocatorias. Con el bajón futbolístico, que se emparchó con las pruebas de carácter y pelotas paradas. Con un plantel corto, el DT supo llegar al momento ideal, con el estímulo de la doble corona esperando.

Existen tres posibilidades: ganar dos títulos, obtener uno o brindar en Navidad con las manos vacías. La última opción será un golpe durísimo para Núñez, que mostró argumentos vistosos para coronarlo con una celebración. La realidad es que la Ferrari está quedándose sin nafta. De la Premium pasó al GNC, y todavía marcha, pero para llegar primero a la meta debe sortear las últimas curvas poniendo quinta, sin mirar atrás, concentración plena. Será eso o estrellarse contra un árbol. Aún le queda esperanza a este River terrenal pero que dará pelea hasta el final.

Tabla de posiciones del campeonato