Final bipolar entre Atlético Nacional y River

Primer tiempo grandioso por parte de los colombianos, que explotaron a la perfección los errores de la defensa millonaria y se fueron al descanso un gol arriba, aunque la ventaja pudo haber sido mayor. En el complemento, River se despertó, empató y terminó dominando a un elenco cafetero que, inentendiblemente, volvió de los vestuarios con una impronta totalmente diferente a la de la primera parte.

Final bipolar entre Atlético Nacional y River
(FOTO: Olé)
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Por Diego Gómez

Atlético Nacional y River disputaron esta noche la primera de las finales de la Copa Sudamericana 2014. En el Atanasio Girardot de la ciudad de Medellín, colombianos y argentinos regalaron un partido totalmente cambiante de un tiempo a otro, cuestión que finalmente se vio reflejada en el resultado: un tiempo para cada equipo y empate en uno en el marcador.

Flojo primer tiempo de River. Atípico, más bien desconocido. Sin tenencia de pelota, impreciso y lento, el elenco dirigido por Marcelo Gallardo la pasó bastante mal durante los primeros 45 minutos. En contraste, un Atlético Nacional inteligente, dueño de la posesión y explosivo, que hizo de los pases profundos y de las escaladas de Copete por izquierda y de Berrío por derecha, un dolor de cabeza constante para el millonario.

Justamente de esa manera llegó el primer tanto del partido: pasada la primera media hora de juego, Cardona metió un pase entre líneas, para el rapidísimo Orlando Berrío, que definió cruzado para darle la ventaja transitoria al verde la montaña. Antes, varios avisos, todos de Nacional: un tiro libre de Cardona, un cabezazo de Bocanegra y cómo no, más desbordes de Copete y Berrío.

Sin embargo, tras el descanso, los roles se inviertieron. El conjunto de Núñez salió mejor plantado en el mediocampo, con mayor movilidad y otro empuje distinto al de la primera etapa. Enfrente, el combinado cafetero, se desdibujaba. En menos de cinco minutos, River generó tres jugadas de riesgo para el arco defendido por el argentino Franco Armani, más de las que había logrado a lo largo de todo el primer tiempo. Primero, un mano a mano de Sánchez, luego un tiro libre de Pisculichi y por último, un remate de Mora que se fue bastante alto.

Fueron diez o quince minutos de claro dominio riverplatense. Pero a los 61, Atlético Nacional fue quien tuvo la chance de estirar la ventaja a través del ingresado Sebastián Pérez, que estrelló un cabezazo en el travesaño. Dicen que los goles que se pierden en un arco, se pagan en el otro. Y así fue, porque cinco minutos más tarde llegaría la igualdad de River mediante un remate de Leonardo Pisculichi desde el borde del área.

Con la confianza recuperada y con un local sentido por el golpe que significó el empate, el equipo argentino fue en busca de la victoria, aunque lo hizo con más personalidad que fútbol. A los 72, Ramiro Funes Mori estuvo cerca de vestirse de héroe, como en tantas otras veces en este año, al meter un cabezazo que se fue rozando el palo derecho de Armani. Cavenaghi, que jugó casi media hora, también tuvo una, pero se equivocó al querer definir él mismo, cuando Teo, de pálido rendimiento, la pedía solo por la otra punta,

Párrafo aparte para Matías Kranevitter, que ingresó sobre el final del partido, volviendo a jugar luego de más de dos meses de inactividad tras la fractura en el quinto metatarsiano de uno de sus pies que sufriera ante Independiente.

El empate fue justo y lógico. Un tiempo para cada uno, un gol para cada uno. La definición, dentro de siete días en el Estadio Monumental, con la serie totalmente abierta para cualquiera de los dos.