El Monumental estaba repleto, más de 40.000 personas cabían en el estadio. Y no fue en vano el aliento multitudinario, ya que River, de la mano de los pibes, le ganó al Sevilla y fue el campeón de la Copa Euroamericana 2015.

El el inicio del encuentro, el equipo español parecía acoplarse más a lo que proponía el partido, tuvo un par de llegadas en las que Chiarini respondió de manera correcta. River se fue adaptando a la propuesta del rival y consiguió lo que la faltaba: tener la pelota. Ponzió comenzó a capitanear y a hacerse firme en el mediocampo, como en el anterior partido.

A partir de ahí, Pisculichi  -que había buscado la pelota desde el comienzo- comenzó a ser el eje del equipo, trasladando la pelota con toques cortos y pisándola, para ubicar espacios y largarla. El jugador de el Millo fue muy inteligente y supo manejar bien el balón. Tuvo un par de oportunidades al arco, en donde intentó y estuvo cerca del gol.

Este primer tiempo se desarrolló de manera muy pareja, el Sevilla tuvo una a los 10 minutos de juego con Kevin Gameiro, pero Chiarini cubrió el balón con todo el cuerpo. Pero River fue sabio y supo aprovechar la intensidad de Piscu, que buscó a Boyé y a Simeone que estaban muy activos y vertiginosos en el área rival.

A los dos puntas del Millo no se les dio el gol, pero intentaron en varias ocasiones. Lucas Boyé fue guapo y encarador, Simeone fue rápido. Poco a poco, las chances del Sevilla parecían ir apagándose. Así culminó el primer tiempo, de manera pareja.

En el arranque del complemento, el equipo español definitivamente perdió el rumbo del partido, River fue más intenso aún y generó más chances de gol. Augusto Solari tuvo un papel muy relevante, pasando al ataque e intentando generar jugadas de riesgo. La más clara en el segundo tiempo para el Sevilla fue el remate de Iago Aspas de tiro libre.

Emanuel Mammana, estuvo sólido en la defensa. El pibe que protagonizó la saga central junto a Vega, no dudó en ningún momento y se le animó a los delanteros españoles. Su compañero también tuvo un debut exitoso, disputando cada pelota como si fuese un jugador de mucha experiencia. Lo mismo para el juvenil Guido Rodríguez, que al ingresar metió un quite fantástico.

Si bien el conjunto de Nuñez llegaba, no podía concretar. ¿Era otra vez el síndrome de la ineficacia? Hasta que entró Mora y le cambió la cara por completo al Millo, fue gambeteador y generó una jugada de riesgo, pegándole al arco. Antes, Kaprof había rematado al palo, luego Boyé lo hizo en offside.

Aún así, el uruguayo no se rindió, y a los 37 minutos del complemento enganchó un centro fantástico, al cual Kaprof resolvió de una manera increíble. El pibe la enganchó de taco, le pegó con la suela. Barbosa quedó tendido en el arco. Gallardo se alegró por él e ironizó: "En mi carrera nunca hice un gol así, le sirve a él y al equipo".Lo cierto es que el Millo mostró pinceladas de buen fútbol y se coronó campeón.