En el bosque, River entró dormido a jugar. Apenas comenzado el encuentro, Gimnasia tuvo una clarísima, la pelota quedó a la espalda de los defensores pero Nacho Fernández desperdició la chance. Poco a poco el Lobo comenzó a tomar un papel protagónico en el partido.

El Millo no encontraba el rumbo. Pocos minutos después de la primera chance, el equipo platense tuvo otra: tras una falla más de la línea defensiva millonaria, Vegetti quedó mirándole los ojos al arquero de River, Chiarini respondió con unos reflejos increíbles. Los de Nuñez no encontraban la pelota, y Medina estaba volviendo loco al pibe Vega por la derecha.

Pese a todo, el encuentro comenzó a tomar un giro inesperado: Driussi estuvo muy cerca, con un remate en el primer palo. Luego Cavenaghi tuvo una en el punto penal que erró increíblemente. Gallardo quería esto. Ahora sí el dominador del partido era River.

Gimnasia comenzó a bajar la intensidad y el Millo a tener más trabajo ofensivo, es por eso que a los 32' del PT tras un centro de Mora, Navarro no pudo retener el balón y el Cavegol, que antes se había errado un gol insólito, la empujó hacia la red. River se puso en ventaja 1 a 0. Posterior al gol, el juvenil Vega recibió un impacto por parte de Vegetti en el pómulo derecho.

Apenas de que el delantero de River convirtiera el gol, a los 37' del PT, llegó otro para el Millo. Esta vez la tuvo que empujar Augusto Solari tras otro error inconcebible de su arquero. El pibe hizo el primer gol en el equipo de Gallardo. Gimnasia después de los goles se apagó, y el partido tomó un giro inesperado. Los de Nuñez siguieron atacando y eso terminó asfixiando a los defensores del equipo platense.

Ponzio recuperó varias pelotas en la mitad de la cancha y Cavenaghi le dio juego a River: jugaba un poco más atrás a lo habitual y buscaba opciones de pase, así como también se mostraba libre. El equipo de Gallardo se fue al descanso con una ventaja cómoda y siendo el dominador hasta el momento de la disputa.

El segundo tiempo arrancó igual que el primero, inesperadamente, otra vez el dueño de la pelota era Gimnasia. La intensidad fue tal, que tras un córner, Maximiliano Coronel entró sólo y cabeceó, nada pudo hacer Chiarini. El Lobo, que había comenzado a apretar, encontraba el descuento.

A Marcelo Gallardo no le gustó nada que Gimnasia domine en la mitad de la cancha, es por eso que realizó un cambio táctico: reemplazó a Pisculichi por Matías Kranevitter. El técnico riverplatense pedía más intensidad, pero el local seguía teniendo el balón.

Fue tanto el dominio que comenzó a tener el Lobo que Ponzio empezó a ser la figura de River, convirtiéndose en el corazón del mediocampo. Lo mismo ocurrió con Maidana que quitó una cantidad incontable de pelotas. A el Muñeco se lo veía cada vez más preocupado, es por eso que metió al Pity Martínez por Cavenaghi, para tratar de ser más rápido en ataque.

No había caso: el Millo no podía agarrar la pelota. Se confió demasiado y se durmió, esto trajo como consecuencia un tiro libre para Gimnasia que ejecutó Ignacio Fernández y entró en el arco de Chiarini. La barrera de River se abrió en vez de cerrarse. Inconcebible.

Boyé entró enchufado al partido, desbordó por derecha y buscó alguna cabeza millonaria. Casi fue gol en contra y logró un córner. Posterior a eso, metió un cabezazo que pasó muy cerca del palo. Unos minutos después hizo una bicicleta fantástica y sacó un remate directo al ángulo de Navarro, el arquero la mandó al tiro de esquina.

Tras el córner, la pelota cayó en la mitad del área y Mora la pateó al raz del piso, nada para hacer. River se puso 3-2 con el cuchillo entre los dientes, con el corazón en la boca, batallando hasta el final. De la mano de Boyé, que después tuvo otra solito, pudo ganar un partido complicadísimo. El Millo deberá mejorar mucho, pero se llevó los tres puntos.