Sonaba como un hitazo en 2011, donde tras una sucesión de malas dirigencias, técnicos que no lograban comandar un equipo y refuerzos con un pasado insuficiente para llegar a River, el Millo tocaba fondo. Hablo de la famosa canción que dice “Antes que te vayas al descenso”, con el ritmo de una canción de reggaetón. En esta nota vamos a repasar desde antes de aquel fatídico 2011, para llegar a hoy, donde el Millonario está en una final importante e histórica, y donde ya sabe que jugará el Mundial de Clubes que lo podría llegar a enfrentar ni más ni menos que ante el Barcelona de Messi, Iniesta, Suárez, Neymar y tantos otros.

Nos remontamos a 2008, pero al primer semestre, donde el equipo dirigido por Diego Cholo Simeone se consagraba campeón del torneo Clausura de la mano de un Ortega eterno y de un joven Buonanotte que explotaba en aquel semestre. River fue campeón con 43 puntos de aquel torneo, donde además tuvo el arco menos vencido. Pero no todo fue rosas, y al semestre siguiente no pudo defender el título y, entre el combo de lo malo: salió último y Boca, tras un triangular, se consagró campeón del apertura de ese año.

Para iniciar con nueva cara el año 2009, llega Néstor Gorosito. Pipo venía de una gran campaña en Argentinos Juniors, clasificándolo después de una decena de años a una copa internacional, y siendo semifinalista en la Copa Sudamericana 2008, donde cayó ante Estudiantes de La Plata. El entrenador que llegó con los laureles de “saber que algún día volvería a River” no duró mucho. Los malos resultados le cerrucharon el piso a Pipo y finiquitaron su estancia en Núñez

Quizá queda como un hito, pero a fines de 2009 River pierde a un jugador importante, que ya estaba explotando y que tenía un futuro realmente promisorio: Diego Buonanotte sufría un accidente de tránsito en una ruta aledaña a su pueblo natal, Teodolina, y pasaría un tiempo considerable hasta que se pueda re integrar al marco futbolístico del Millonario. Ese era el escenario con el que se encontraba Ángel Cappa, que venía de tener un 2009 importante con Huracán, donde se quedó en las puertas de ganar el Clausura 2009, perdido en un polémico partido con Vélez en el Amalfitani con el recordado arbitraje de Gabriel Brazenas. La suerte del menottista en el Millonario fue adversa, y corrió el mismo destino que Pipo.

Llega entonces un actor fundamental. J.J. López, aquel entrenador de una suerte parca, ya que cuenta más descensos que otra cosa en su Currículum Vitae. Desdichada fue la suerte de un Juan José López, que agarró un equipo con figuras como Pavone – que retornaba al fútbol argentino luego de ser campeón con Estudiantes en 2006 -, que contaba con el regreso a la actividad de Matías Almeyda, con Juan Pablo Carrizo, con un joven Erik Lamela, y con el hoy defensor Jonathan Maidana.

J.J. López no pudo encausar el barco, y debió enfrentarse en una promoción ante Belgrano de Córdoba. Mejor no extenderme mucho en este tema: la incursión Millonaria en las promociones fue adversa y, con la repudiable mano de Adalberto Román, se selló la suerte del equipo de Núñez. Entre los motivos más resaltados del descenso, ninguno es deportivo o netamente futbolístico: la mala administración del club en todas sus áreas y la pelea de Passarella con Don Julio Grondona.

Para el recuerdo: El Tano Pasman, que insultaba de cara a su televisor enumerando a los culpables “J.J. López, Passarella, Aguilar, y mi viejo que me hizo de River”, aunque indultamos al padre del Tano Pasman, que fue el único en esa lista sin malas intenciones para con River (yo también incluyo a J.J. López).

Dos o tres días menos que un año duró River en la segunda categoría del fútbol argentino. Almeyda se sacó la camiseta y se puso el buzo de DT, además de los retornos de Cavenaghi, el Chori Domínguez y Leonardo Ponzio, que se complementó con la llegada de David Trezeguet en el mercado de verano. River cerró su participación en la B Nacional con 73 puntos, uno más que el fantástico Quilmes que Caruso Lombardi dejó a mitad de camino, y apenas 3 puntos arriba del Instituo de Dybala en una temporada que, hay que decirlo, tuvo a la B Nacional como mucho más interesante, tanto en lo futbolístico como en los folklórico, que la Primera División. Entre los goleadores del Millonario están Cavenaghi con 17 tantos, y 13 para David Trezeguet.

Tras un receso donde Cavenaghi y el Chori Domínguez se iban injustamente por la puerta de atrás, River retornaba a Primera División con una imagen que rectificar. El ciclo Almeyda duró medio torneo, y lo sucedió Ramón Díaz, el entrenador más ganador en el banco de River y autodenominado “el 2do riojano más famoso”. No nombremos al primero que es mufa. De la mano de Ramón, River comenzó un 2013 con buenos resultados, finalizando 2do detrás del Newell's de Martino, Scocco, Maxi Rodríguez y Heinze, entre otros, que llegar a instancias decisivas de la Copa Libertadores de aquel año. Pero el segundo semestre fue muy malo: con apenas 21 puntos y una falta de gol importante, el Millonario quedó 17 en la tabla de posiciones.

Llegó 2014, llegó Teo, llegó D'Onofrio a la presidencia del club, se fue Passarella, se fue Mora a préstamo a Chile, volvió Cavenaghi y el equipo del segundo riojano más famoso del país logró el Inicial 2014. El momento más recordado: Emiliano, hijo de Ramón, abrazando al entrenador, ambos emocionados, y Ramón diciéndole “soltame”, en aquel recordado 5 a 0 a Quilmes. La gloria volvió a River… o, mejor dicho: Volvió River.

Para el segundo semestre del 2014 se va Ramón, que quería ser el Ferguson del Millonario, y muchos señalan a Rodolfo D'Onofrio como principal culpable. En un fútbol argentino tan histérico, el “te amo, te odio, dame más” que profesó Serú Girán en su canción “Peperina” se vive a flor de piel. Por recomendación de Francescoli la conducción del plantel queda en manos de Marcelo Gallardo, ídolo de River. Llega Pisculichi, vuelve Mora y se mantiene la base del plantel campeón: River gana la Copa Sudamericana y finaliza segundo de Racing en un torneo donde, si no ponía suplentes en el partido definitorio ante la Academia, quizó lo ganaba… Cierra además un semestre donde el Millonario se caracterizó por jugar un fútbol atractivo.

Foto: Infobae

Ya en 2015, y haciendo mas un balance de la era Gallardo, quizá la más gloriosa desde hace poco más de 10 años, debemos decir que todos los refuerzos fueron traídos a conciencia; no hubo uno que uno no pueda justificar su llegada al plantel. Los rendimientos explosivos de Kranevitter, Carlos Sánchez, Marcelo Barovero, Leo Pisculichi, la recuperación del nivel de Ponzio, más las llegadas del Pity Martínez y de Camilo Mayada, sumadas a las hasta hoy favorables actuaciones de Viudez y Alario, cierran un balance positivo para un River que de la nada a la gloria se fue.

La crítica, como siempre: Los barras siguen ahí, como la enfermedad que los poderosos hacen pasar por crónica en el fútbol argentino. La violencia sigue ahí. Los bochornos vividos en la Bombonera y que se viven semana tras semana, hasta sin publico visitante y sin discriminar categoría, siguen ahí.

Esta nota continúa en diciembre, con un partido que le dará el cierre final. Cualquiera sea el resultado, el balance es positivo. River, de la gloria a la nada, de la nada a la gloria.

Foto: FIFA.COM