La historia de Lucas Alario, en un abrir y cerrar de ojos, se transformó. De ser el salvador de Colón para que regrese a la máxima categoría a estar a solo 90 minutos de ganar su primer título, nada menos que la Copa Libertadores de América, en River.

El santafesino, trabas buroráticas de por medio, llegó al club en este invierno y fue determinante en la serie de semifinales ante Guaraní: participó en los dos goles de la ida en el Monumental y en la revancha, cuando el Millo se complicaba y perdía 1-0, de emboquillada empató el partido en Paraguay y le dio el pasaporte a la final del torneo más prestigioso del continente.

Ayer, Alario fue titular en Monterrey pero no tuvo protagonismo, más allá de esa diagonal en el área, donde quiso eludir a Guzmán pero el arquero adivinó su intención. Luego del 0-0, charló con la prensa analizó: "Fue un partido duro. Se sintió la altura, pero no es una excusa". El partido se jugó a 36 grados y bajo el lógico clima de tensión de una final.

La Banda definirá la final en el estadio Antonio Vespucio Liberti, que promete dar un espectáculo como en la final de 1996 ante América de Cali: "Tenemos que dejar el 100%. Debemos recuperarnos de la mejor manera. La Copa es el sueño de todos, queremos darle una alegría a la gente".

Con solo 4 partidos en este ciclo, Marcelo Gallardo confió en el Pipa para ser su faro de ataque titular, junto a Rodrigo Mora, ocupando la vacante que había dejado Teo Gutiérrez. Que ya dio la talla y sueña con la Copa y en emular a Hernán Crespo, el héroe de la final del ´96 en el Monumental, hace 19 años, cuando River conquistaba América por segunda vez. ¿Con Alario será la tercera vez, contra Tigres?