La eliminación a manos de Huracán de la Copa Sudamericana, al menos, dejó algo positivo: volvió ese fuego interno que parecía perdido y de estar perdiendo 2-0 en el primer tiempo y dejando espacios para una goleada quemera, a empatarlo 2-2 y quedar a sólo un gol de la final, pero el cronómetro no lo permitió. El Globo clasificó con justicia, y el Millonario no había hecho mucho mérito para estar en semis, pero así y todo se fue del Ducó con alguna sensación positiva.

Sin más metas continentales, y mientras el resto de los equipos del fútbol argentino comenzarán sus vacaciones a la brevedad, no será así para el elenco de Marcelo Gallardo, que en 17 días debutará en el Mundial de Clubes en Osaka, con rival a definir (Auckland City, Mazembe o el campeón japonés). Sólo siete clubes en el mundo tendrá el privilegio de disputarse la corona de campeón mundial de la FIFA, y River Plate está entre ellos.

El Muñeco es consciente de la baja sustancial en el nivel de juego. A lo largo del semestre, entre Sudamericana y torneo (y lidiando con las lesiones inoportunas), el entrenador ensayó variadas tácticas, pero sin el resultado esperado. Por citar el caso de Milton Casco, que costó 3.5 millones de dólares, y aún no demostró por qué fue incorporado al campeón de América, añadiendo que dos de los titulares ya piensan en su próxima estadía (Matías Kranevitter a Atlético Madrid y Carlos Sánchez a Rayados de Monterrey).

Asimismo, en caso de susperar la semifinal, es más que probable que el finalista sea Barcelona, que está arrasando en la Liga BBVA y en la Champions League, con su tridente mágico Messi-Suárez-Neymar, que marca la diferencia de forma magnífica. 

Para el certamen mundial, la idea del DT es contar con todos sus soldados y que tanto Leonardo Pisculichi, Tabaré Viudez y Javier Saviola (que no jugaron ante el Globo), trabajen a la par del grupo a la brevedad. Asimismo, Sánchez podrá jugar, pese a su expulsión contra Huracán (agresión a un alcanzapelotas), ya que la roja compete a Conmebol, y no a la FIFA.

River ya sintió el desgastante viaje al país asiático, cuando lo hizo en agosto para jugar la Suruga Bank: apenas ganó la Copa Libertadores, al día siguiente el equipo viajó hasta Sttutgart (Alemania), y de ahí a Japón, donde goleó 3-0 a Gamba Osaka, pero seis días River más tarde volvió a jugar en Buenos Aires por el torneo local (0-1 ante San Martín de San Juan). 

El desafío es enorme. En menos de un mes, River tiene la posibilidad de ser campeón del mundo, está sólo dos partidos de lograrlo. Pero la realidad muestra a un equipo cabizbajo, con pequeños chispazos de lo que supo ser y que no pudo defender el título de la Sudamericana, el primer trofeo internacional que Gallardo no pudo conquistar al frente del conjunto de Núñez, tras imponerse en 12 mano a mano consecutivos. Cuerpo técnico y jugadores tendrán dos semanas para prepararse para el mayor desafío deportivo de sus vidas, una chance histórica.