Debutó en 2013, demostrando una proyección poco vista en un central de 20 años. Grandes actuaciones lo instalaron como titular, dejando rezagados a dos centrales de nivel europeo como lo son hoy Ramiro Funes Mori y Germán Pezzella. Incluso sonó como reemplazo de Carles Puyol en el momento de su retiro.

Hoy, su realidad es otra. En el 2014 sufriría una lesión que lo mantuvo por más de 5 meses fuera de las canchas, perdiendo la titularidad. Durante el 2015 no tuvo oportunidades ya que Funes Mori estaba totalmente instalado en la zaga central y Pezzella como primer suplente.

El segundo semestre del 2015 y primero del 2016, Eder Álvarez Balanta tuvo la oportunidad de volver a la titularidad por las ventas de los defensores anteriormente nombrados. Pero nunca pudo volver a ser ese defensor firme, de buen pie y grandes actuaciones. Su irregularidad no permitió que se afiance. Un partido era el mismo Balanta que debutó, al siguiente no lograba anticiparse al juego. Esto derivó a una constante rotación entre él, Leandro Vega y Emanuel Mammana.

Fue gran responsable de la eliminación en la Copa Libertadores, en el encuentro de ida de los octavos de final ante Independiente del Valle, con ése error grosero que desembocó en el segundo gol del equipo ecuatoriano, que fue determinante. Eder jugó 15 partidos en 2016, entre torneo y Copa, y casi nunca logró asentarse ni mostrar seguridad, cometiendo faltas innecesarias y regalando espacios constantemente.

Marcelo Gallardo, por ahora, lo considera el dueño de ese puesto. Pero como sabemos, en una institución como River y con un técnico como Gallardo, las oportunidades no abundan. Solo de él depende. De su estado físico, de lograr mantener la cabeza fría cuando se necesite y de volver a ser ese chico que Pekerman llevó al Mundial 2014 en Brasil a defender la camiseta de Colombia. Volver a ser el chico que vale 50 millones de euros. Esa es la cuestión.