Pasó un año sumamente positivo en el mundo Canaya y gran parte del mérito se lo lleva Eduardo Coudet, uno de los grandes personajes del año en cuanto al fútbol argentino. 

Un año 2015 más que importante para el Chacho porque fue nada más y nada menos que su debut en esta profesión, la de director técnico, esa en la que muchos no lo veían con futuro, no aparecía en las apuestas finales y mucho menos en la órbita de ser uno de los mejores técnicos del 2015.

Con trabajo, predisposición, una presencia constante y un estudio futbolístico casi maniático se puede llegar a conseguir lo que hizo el Chacho el año pasado. Transmitió su personalidad y amor por el club y la redonda a cada jugador de su plantel, sea titular o suplente, le llevó pasión extrema al plantel para que entiendan y sientan a Rosario Central de la misma manera que él, y eso sin duda alguna le dio frutos.  Logró formar uno de los grupos más unidos de los últimos tiempos en el club, siendo él y su cuerpo técnico los principales responsables. 

Vemos a Coudet como un técnico que contagia; que contagia magia, alegría por entrar a un campo de fútbol, más puntualmente al Gigante de Arroyito, pasión y fervor por defender una camiseta con tanto pasado. Y no sólo logro contagiar a los más jóvenes (muchos lo tuvieron como ídolo) sino que también a jugadores históricos que decidieron pegar la vuelta para luchar por algo tales los casos de Marco Ruben, César Delgado, Cristian Villagra y Germán Herrera. 

Mucho tuvo que ver Coudet para que hoy Central tenga el plantel de gran nivel que tiene, no sólo en nombres sino en el fútbol que demuestra dentro del campo de juego. En el 2015 nos encontramos con un Central buscando ganar en cualquier cancha. Buscando y mirando siempre un poco más el arco contrario con la pelota en posición propia que defendiéndola, pero también un equipo que aprendió a defender en bloques, presionando muchas veces desde los delanteros y con los dos volantes extremos siempre ayudando a la hora de retroceder. 

Un Coudet al cual le gusta salir jugando, con pases al pie y sin revolear el balón. Con un volante central que se atrase para agarrar la pelota y jugar siempre de frente al arco contrario para así tener una mejor visión de la cancha. Pasó del doble 5 a jugar con un solo volante en el medio por detrás del enganche, ese jugador que cuida la pelota y busca siempre la asistencia antes que el gol. 

Demostró ser un técnico al cual le gusta que su equipo corra lo necesario, que no deje ningún resto físico y que juegue cada pelota como si fuera la última, vayan los minutos que vayan y sea la fecha que sea. Pensemos primero en el partido que viene, para el que jugamos dentro de 14 días ya habrá tiempo. 

Para finalizar podemos decir que el Chacho culminó el año invicto como local. Disputó 15 partidos en el Gigante con 8 victorias y 7 empates, con un total de 23 GF y 9 GC. La fortaleza de Eduardo sin duda alguna. 

En total  Eduardo Germán Coudet lleva dirigidos 36 partidos (30 por el Torneo Local y 6 por Copa Argentina). Tiene un gran porcentaje de puntos: 67%. Ganó 20, empató 12 (uno lo terminó ganando por penales, frente a Ferro) y 4 derrotas. 

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