Sin ser abrumador, fue superior. Sin emular al Barcelona del 2009, jugó un gran fútbol. Sin ser un delantero de élite mundial, Martín Cauteruccio demostró jerarquía. Siempre está ahí, siempre en el límite, con lo justo y necesario. Pero, a pesar de las posibles críticas, a veces, en el fútbol alcanza con eso: lo necesario.

El 1-0 es un resultado acotado, pero, a esta altura, le permite a San Lorenzo disfrutar y festejar de un muy buen presente, viéndose puntero del torneo local y segundo en la Copa Libertadores. San Pablo es un rival de temer, como todo brasileño, pero, en esta guerra de santos, pesó el del Papa.

El partido, desde su concepción, fue un espectáculo. El Ciclón no se iba a conformar con su buen andar doméstico, tenía que demostrar que estaba para más, tenía que revalidar ese hambre de gloria que hace a los campeones, tenía que volver a ser el Campeón de América. Y lo consiguió.

Fueron 30 minutos donde los de Edgardo Bauza se llevaron por delante a los paulistas. Sin embargo, el gol se hacía desear. Rogerio Ceni, el histórico guardameta brasileño, de los mejores que vistieron la camiseta Tricolor, demostró que su fuerza no está sólo en los más de 100 goles que anotó (récord absoluto), sino en su destreza bajo los tres palos.

Tampoco ayudaron las imprecisiones ofensivas, con un Mauro Matos desconocido; ni los nervios y el apuro de los Cuervos, como quedó demostrado en aquél cabezazo de Sebastián Blanco, sólo a un metro del arco, que tiró por sobre el travesaño, cuando el mejor ubicado era el ex All Boys.

Los 15 minutos que restaban al primer tiempo se fueron entre pelotas paradas, desesperación azulgrana y las lesiones (reales o no) de algunos jugadores. Entre ellos está Enzo Kalinski, uno que de a poco se convierte en ídolo y debió abandonar la cancha casi rengueando.

Agobiados, cansados, con el temor de la eliminación, los jugadores de San Lorenzo estuvieron desconocidos en la segunda mitad. Las ganas no parecían ser tantas. La desilusión los iba invadiendo y sólo el Pipi Leandro Romagnoli se mantenía cuerdo en ese ejército de locos que intentaban ciegamente romper la igualdad.

¿Romagnoli? Sí, el mismo. El cambio parecía fuera de todo contexto, de otro partido, de goleada donde el entrenador busca el aplauso al ídolo. Pero no era el caso. El Patón Bauza, con toda la sabiduría de un técnico con un palmarés copero que lo respalda, decidió hacer un cambio de coraje. A la cancha Martín Cauteruccio; afuera el ídolo de todos, Leandro Atilio Romagnoli.

La historia parecía cerrada. A pesar de contar con dos delanteros, de área, más otros dos reconvertidos en carrileros, como son Franco Mussis, primero, y Héctor Villalba, después, San Lorenzo apostaba a todo o nada, matar o morir. Pero perdía mucho la pelota y no lograba hacer pie.

Sin embargo, contra todo pronóstico en un momento donde el Soberano hacía honor a su apodo, Matos ganó una pelota aérea en la mitad de la cancha, sacrificando su privilegiada posición frente al arco, dejando la posesión al uruguayo.

A pesar de tener fama de ser muy impulsivo, no se dejó engañar por su propio deseo de ser el héroe, haciendo alguna imprudencia. Con toda la sutileza que ni él sabía que tenía, se inventó un sombrero sobre el marcador, dejándolo perdido y encaró al arco. Uno, dos, tres jugadores cerraban el paso; uno a su lado, pegado, otro siguiendo a toda máquina desde atrás y otro por el centro del área, creyendo evitar un centro anunciado. Pero no se llega a ser '9' sin condiciones y, en ese momento, Cauteruccio demostró que tiene todas. Con un remate implacable, venció la resistencia del arquero-goleador y contagió con su grito a los miles de hinchas del Santo que copaban las tribunas.

Sí, San Lorenzo ganó. Sí, aún hay esperanza. 10 puntos para el Corinthians, que juega contra el Danubio, de Uruguay, que no tiene unidades. Nueve para dos equipos: San Lorenzo y San Pablo. En este momento, la diferencia de gol condena al equipo de Marcelo Tinelli y compañía, pero, ahora, es hora de sacar la chapa de campeón. Hoy, Boedo está más vivo que nunca.

El gol de Cauteruccio: